El primer espacio renovado tiene temática musical, compuesto por un documento de 1888 sobre la Sociedad Filarmónica de Candeleda fundada en 1884, que se complementa con un clarinete de la época.

Con el objetivo de mostrar la evolución musical en Candeleda se ha incluido un mural donde se muestra una fotografía de la banda municipal de los años 20 y una de la actual, junto a imágenes de la Coral Polifónica de Candeleda y de la Escuela Municipal de Música.

En el espacio dedicado a la época visigoda aparece un cimacio de Chilla, con dibujos similares a los que se encuentran en la ermita de San Bernardo, que confirma que fueron realizados por el mismo cantero e indican que, como se recoge en los libros de la Virgen de Chilla, ya existía un templo anterior a la ermita actual. En dichos libros la patrona indica que construyan allí su templo.

Otras piezas nuevas es un collar de cuentas de pasta vítrea proveniente de un enterramiento visigodo, y pizarras numerales de diferentes tamaños encontradas en el término municipal de Candeleda y cedidas por colecciones privadas.

Como complemento a este espacio visigodo, el museo incorpora una reproducción a escala una tumba antropomórfica de Candeleda.

También se han instalado dos grandes vinilos: uno con la reproducción del retablo de cerámica del siglo XVI de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, obra de Juan Fernández que le abrió las puertas de El Escorial, y otro con un mapa esquemático del siglo XVIII sobre Candeleda y su zona de influencia. El encargo de este mapa por parte del Consejo de Castilla pudo tener su origen con el objetivo de resolver un pleito de roturaciones y aprovechamiento de los pastos.