Regresaron por la tarde a sus hogares, de donde tuvieron que salir  apresuradamente sobre las 19 horas del sábado. Pasaron la noche en casas de vecinos de Hoyo de Pinares, que “se volcaron” con ellos, según explica Celia Vélez.

En una sombra de la pared del cementerio, sobre las 13 horas esperaban que les dejasen volver. “La organización ha sido increíble, el Ayuntamiento y los vecinos se han portado estupendamente con nosotros trayéndonos comida y mantas”, expresaba.

Cada uno de ellos tiene una actividad “sostenible”, como la que posee varios caballos, que por supuesto la acompañaban.

Fue la Junta quien anunció el desalojo de un poblado hippie, definición con la que no están de acuerdo. Donde viven hubo una ecoaldea, pero “nada tienen que ver” con aquello, aseguran.

Quienes también pasaron la noche fuera, acogidos en el polideportivo de El Hoyo, fueron siete miembros de una familia desalojados de una casa de campo.

El incendio quedó lejos del casco urbano de Cebreros y El Hoyo, pero en las primeras horas hubo preocupación ante el aviso de permanecer atentos ante una situación marcada por las llamas y el intenso humo procedente del rico entorno que rodea a ambas localidades y que es parte fundamental de su patrimonio.