Con ello, concluye un largo proceso de investigación del que ya nos dio un anticipo en un libro anterior titulado, ‘El rastro templario en el territorio abulense’ (2013), y que antes había referenciado en ‘En busca de las raíces de Villanueva del Campillo’ (1993).
Ahora, insiste el autor, se espera, de una vez, “romper el silencio que los medievalistas abulenses han venido manteniendo sobre dicha institución. Tal vez, porque no lo hayan considerado importante, o porque para ello se haría necesario romper las estructuras del pensamiento oficializado, o alargar la investigación a ámbitos más amplios a aquellos considerados por ellos como estrictamente académicos, como lo son, entre otros: la tradición, la memoria colectiva o la personal intuición”.
El libro, que acaba de ver la luz, se estructura, a lo largo de 238 páginas, en cuatro partes que tratan sobre: 1) El ideario y origen del Temple. 2) Situación del territorio peninsular hispano a la llegada del Temple. 3) El Temple en Castilla y León. 4) El Temple en el territorio abulense. Y concluye con una relación de asentamientos y lugares con propiedades templarias en la antigua Corona de Castilla.
![[Img #123066]](https://avilared.com/upload/images/12_2021/5715_valderrabanos2.jpg)
Cuenta Dámaso Barranco que una vez realizado el esfuerzo de las cruzadas y conseguida la liberación de los santos lugares, se hizo necesario crear, para proteger a los peregrinos que, desde todos los lugares de la cristiandad, se acercaban a ellos, y la creación de órdenes que cumplieran dicha misión, siendo esta necesidad la que vino a justificar el nacimiento de, entre otras, de la Orden del Temple. Así, el libro se detiene en quienes fueron los principales impulsores de su creación, las reticencias surgidas dentro de la Iglesia sobre la idoneidad de crear una orden religiosa de carácter guerrero. Reticencias que fueron superadas gracias a la defensa que hizo el cisterciense Bernardo de Claraval, quien defendió, ante los poderes de la Iglesia y ante la cristiandad, la necesidad y conveniencia de su carácter guerrero, así como la independencia que debía tener de cualquier poder temporal distinto del papa y del impuesto por su regla.
Militarmente, el Temple constituía una estructura rígida y muy combativa que tenía más de guerreros que de monjes. La misión del templario no era la prédica, sino la de combatir al enemigo de la fe. Socialmente se convirtió en un cruzado permanente y en apoyo al peregrino, creando una fuerte estructura logística y militar y económica con más de 10.000 miembros repartidos por toda la Europa del momento. Y religiosamente consigue penetrar en la feligresía, como destacados constructores de templos, expertos utilizadores del símbolo y de las reliquias y con su a devoción a la Virgen (vírgenes negras).
Respecto a la llegada del Temple a la península Ibérica, Dámaso explica su situación geo-política caracterizada en el norte cristiano por el predominio de la ideología de la Orden del Cluny, y en el sur por la de los almorávides y las teorías de Ibn Tumart. Ya en Castilla y León trata sobre la contribución de la Orden de Cluny a través de los Caballeros borgoñeses en la penetración del Temple en su territorio por mediación de Alfonso VII, Ramón de Borgoña y su hermano el papa Urbano II. Tras la separación de los reinos, la implantación templaria en el territorio fue claramente diferenciada en los reinos leonés y castellano. La penetración del Temple en el reino de León fue mucho mayor y mucho más militarizada por las características de la frontera de la Transierra. La penetración en la Zona castellana estuvo muy condicionada por la temprana donación al Temple de la plaza de Calatrava y por el posterior abandono de la misma, así como por la amplitud su frontera respecto de la leonesa, y por haber sido desplazado el Temple de ella por la nueva Orden de Calatrava y por la actividad de las milicias concejiles. El nacimiento de las nuevas órdenes militares hispanas como copia de la del Temple, fue lo que hizo que, poco a poco, éstas fueran adquiriendo supremacía al ser considerado el Temple una Orden extranjera, por lo que autóctonas pasaron a ser mucho más beneficiadas por las monarquías.
![[Img #123067]](https://avilared.com/upload/images/12_2021/8652_villanueva_campillo.jpg)
Desaparecida la orden templaria, en la expropiación de sus bienes intervinieron como principales actores el rey francés Felipe IV, el papa Juan XXII y el obispo de Ávila. La orden papal ordenaba que los bienes templarios pasasen a la de San Juan del Hospital, pero fueron repartidos a gusto y gana del Rey y de las obispalías del momento. Como personaje destacado del mundo templario destaca al arevalense Hernán Briceño, que fue el penúltimo maestre del Temple castellano. Por último, se hace un estudio exhaustivo de la encomienda templaria de Villanueva del Campillo desde sus orígenes hasta su expropiación. Encomienda que fue integrada por el obispo abulense D. Sancho Blázquez Dávila en el señorío episcopal de Bonilla de la Sierra.
Finalmente, el libro señala que una parte importante de los asentamientos templarios que existieron en el territorio abulense hoy se encuentran en la provincia de Cáceres, diócesis de Plasencia, Tierra que, en tiempos del y Temple, pertenecían al obispado de abulense, pues es bien conocido que la Plasencia actual fue fundada por el obispo abulense en el territorio cedido por el rey Alfonso VIII, en el año 1181, a dicho obispado, territorio que llegaba hasta más allá de la ciudad de Coria. No obstante, el autor ha constatado los siguientes asentamientos, lugares y propiedades templarias en la provincia de Ávila.
Ávila capital, puerta del palacio de Valderrábanos en gran cinta pétrea y edificio templario en los alrededores de la ermita de san Mateo (tradición molinera). Arévalo Iglesia: Villanueva del Campillo, encomienda ganadera con castillo. Moraleja de Santa Cruz, hoy despoblado muy cerca de Espinosa de los Caballeros, ésta con gran tradición templaria. Duruelo. Aldea del Rey Niño. Cardeñosa, según Madoz, si bien la cruz por la que se atribuye dicha posibilidad se ubica en capilla de la ermita del Berrocal de esta localidad, perteneciente a la Orden del Hospital de Jerusalén. Candeleda, posiblemente. Muriel de Zapardiel, hoy en la provincia de Valladolid.
![[Img #123065]](https://avilared.com/upload/images/12_2021/5744_valderrabanos.jpg)
Portada del actual Hotel Palacio de Valderrábanos, llena de sincretismo simbólico en la que, entre otros elementos, aparecen el escudo de armas de D.Diego González Dávila y el lema templario. En el frontispicio, cincelado en letra gótica y sobre la cinta pétrea que aparece en su parte derecha, podemos leer el siguiente lema:
“NON NOBIS DNE NON NOBIS SED NOI TUO DA GLIM” abreviatura de “NON NOBIS DOMINE, NON NOBIS, SED NOMINE TUO DA GLORIAM”, que significa: “Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu nombre”. Himno del salmo 113:9 que San Bernardo de Claraval, su primer padre espiritual, impuso a la Orden de los Caballeros Templarios como lema.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.42