Son muchos los blog de viajes que hacen un recorrido turístico excepcional por Ávila. Entre las opciones que ofrecen no puede faltar el paseo por la parte superior de las murallas, la visita a la catedral o el recorrido por los distintos templos relacionados con Santa Teresa, que nació y vivió parte de su vida en la ciudad castellana.

Sin embargo, las personas que buscan viajar a España y conocer Ávila cada vez están demandando un extra en su paso por la ciudad: el turismo ha cambiado. Hoy en día lo cultural no es únicamente lo museístico. La gastronomía y el ocio se han sumado a las experiencias que la gente se quiere llevar de vuelta de un viaje en la maleta.

No hay que preocuparse en ese sentido: Ávila sigue siendo una opción más que interesante para aquellos que no conciben hacer turismo sin probar lo mejor de la gastronomía de la zona, dejarse sorprender por restaurantes únicos y hacer visitas que se salen de la norma y crean un recuerdo imborrable.

Comer en Ávila

Comer en Ávila es toda una experiencia. Por supuesto, en las cartas de todos los locales del centro turístico hay un plato que no se debe dejar de probar: el famoso chuletón de Ávila.

Esta pieza de carne marida a la perfección con lo que supone una visita de ocio a la ciudad. De hecho, es el plato estrella en la villa y uno de los más solicitados en las cartas.

Se puede tomar en espacios clásicos como Bracamonte, Pipol o El Rastro, o en otras opciones más juveniles o desenfadadas como el restaurante De Cine, que cada vez va ganando más popularidad.

¿La hora del cóctel?

El paseo turístico por Ávila es duro: estrechas callejuelas, cuestas, calor o frío... Por eso conviene diseñar un plan en el que las excursiones se mezclen con el ocio. ¿Y por qué no tomar un cóctel en una de las mejores terrazas de la ciudad?

Es lo que ofrece el Palacio Sofraga, una gran casona reconvertida en restaurante y salón de celebraciones que tiene un enorme patio abierto al público en el que destaca su carta de cócteles.

Tomarse un mojito o una piña colada disfrutando de las vistas de la muralla y en un sitio elegante y distinguido es algo que solo está al alcance de unos pocos.

Viajar con niños es adaptar la visita tanto al gusto de los mayores como al de los más pequeños. En el término medio está la virtud. Por eso ir a Ávila con pequeños supone dejar de visitar tantas iglesias y monasterios y buscar opciones que les diviertan.

Hacer una gymkana fotográfica comenzando por las impresionantes vistas de los cuatro postes o montarse en el tranvía turístico de Ávila es una forma de culturizar a los más pequeños sin que el recorrido se les haga pesado y tedioso.

Hay blog de viajes que ofrecen numerosas opciones divertidas y poco comunes para hacer en una visita a Ávila. Es una posibilidad interesante para romper con la rutina que también se crea en las épocas de vacaciones y llevarse recuerdos únicos.