En el transcurso del Congreso Internacional de Turismo para Todos, ha asegurado que el principal problema es que los empresarios “no reconocen las capacidades de las personas con discapacidad para trabajar”, al margen de que existen “muchas barreras” en cuanto a actitudes y estigmas.

Otro de los inconvenientes es que faltan oportunidades para acceder a una adecuada formación, lo que permite disponer de un trabajo: “se exige mucha movilidad y preparación, algo que es imposible conseguir con la escasa formación que reciben las personas con discapacidad”.

En la mesa redonda participaron Jorge de Dios y Gregorio López, de la Red Círculos (Red de entidades sociales de discapacidad), quienes expusieron distintos proyectos en materia de turismo accesible en Castilla y León, refiriéndose a Asprodes (Salamanca) y a la Fundación San Cebrián (Palencia), asociaciones de familias con discapacidad intelectual.

Discrminación doble
Según destacaron, el 12 por ciento de la población en el medio rural tiene alguna discapacidad, por lo que sufren una doble discriminación, ante lo que abogaron por abordar la problemática del transporte, de la accesibilidad a las TIC y del acceso a los espacios, a la vez que propusieron el fomento del autoempleo de las personas con discapacidad.

Por su parte, Silvio Sagramola, representante del EDF en Luxemburgo, ha llamado la atención acerca de que las personas con discapacidad y sus familias “son un potencial de mercado muy importante, más aún en tiempos de crisis económica”, ante lo que ha propuesto “un enfoque creativo y contar con la aportación de las asociaciones de la discapacidad para saber cómo implementar las estrategias”.

“La implementación de la accesibilidad en los destinos es todavía un reto. Mejorar la legislación es imprescindible, pero no suficiente”, ha añadido.

En este sentido, el representante de Jordania de ENAT-MENA, Ibrahim Abu Helil, ha añadido que “tener más gente con discapacidad trabajando ayudará a mejorar la accesibilidad”.