Nacido en Madrid en 1942, en los años 60 trabajó en Nueva York, para crear en 1972 su gabinete jurídico. En 1989 ayudó a los nietos del fundador de La Flor de Castilla, creada en 1860, a refinanciar la quiebra técnica de la pastelería, y se incorporó al accionariado, para adquirir la empresa a comienzos de los 90, cuando impulsó la empresa, que entonces tenía la única tienda y el obrador en la plaza de Zurraquín.

Desde entonces la empresa, a la que dotó de capacidad financiera, amplió progresivamente la producción de productos, así como su distribución y la expansión geográfica de sus estableciomientos. En 1997 dejó el despacho de abogados para dedicarse en exclusiva a la empresa,

La empresa ha comunicado el fallecimiento de Gil Navarro “después de un tiempo luchando con coraje y valentía, como siempre vivió”, de quien indican fue “una inspiración constante por su pasión, fortaleza y generosidad”.

“Su manera de entender la vida, anteponiendo siempre la visión de un proyecto sostenible y de largo plazo a los resultados cortoplacistas, nos guiarán siempre rindiendo homenaje a su sueño, que también es el nuestro”, ha señalado la compañía, que resumen en que “Santa Teresa sea un proyecto mejor para el mundo”.

Desde la compañía destacan “el empeño de Julián Gil por profesionalizar la dirección y gestión de la empresa desde hace ya casi una década”, y que “el equipo, en buenas manos, es la mejor garantía de que su legado profesional y humano”.