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Con ello, desde el año 2005, la figura de Pablo Iglesias (1850-1925) se engrandece en Ávila al reconocerse su contribución al desarrollo social y democrático y la defensa de los trabajadores, al margen de otras ideas o acontecimientos coyunturales, y se hace después de ser un personaje ignorado y prohibido, incluso desprestigiado y rechazado durante décadas.
Y con Pablo Iglesias nos encontramos en innumerable reseñas hermerográficas que testimonian la historia del movimiento obrero, haciéndose notar en Ávila en las reivindicaciones sociales que se suceden desde el siglo XIX en huelgas y manifestaciones, en las actividades de la Casa del Pueblo, en las convocatorias electorales, en los vaivenes de su callejero, en el sindicalismo activo, en la escultura urbana y, ahora, en los premios o distinciones que llevan su nombre que aprovechamos para elaborar estas líneas.
Y es que aquí, en Ávila del rey, tierra de santos y cantos, de caballeros y leales, hace diez años que se normalizó, sin dramatismos, la convivencia entre ideologías a partir de puntos de encuentro, siendo buena prueba de ello los valores que tanto nos unen en los galardones institucionalizados por el sindicato abulense de UGT.
Buceando en la figura de Pablo Iglesias sabemos de su oficio de impresor y tipógrafo para periódicos y revistas de las más diversas tendencias: liberales, conservadoras, monárquicas, republicanas, carlistas, católicas, etc. Y entre las páginas de estos periódicos se cuela la ciudad de Ávila con noticias diversas sobre el tiempo, el santoral o las llegadas en tren de viajeros ilustres.
En 1864, año de la inauguración de la línea del Ferrocarril del Norte con parada en Ávila, una línea hoy tristemente en progresivo abandono, Pablo Iglesias se empleó en la impresión del periódico La Iberia que dirigía Sagasta, futuro presidente de gobierno con casa en la plaza del Mercado Grande de Ávila y asiduo visitante. Entre las informaciones publicadas este año en La Iberia, Ávila es noticia, por ejemplo, por las recepciones que se hicieron en la estación al General Prim o al cortejo real.
Coincidiendo con la llegada de la I República, en Ávila se crea al Federación Local de la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.), sección Oficios Varios, siendo ésta la primera sociedad obrera creada en la capital, aunque fuera de corta duración. Y a la 1ª Internacional Pablo Iglesias se había afiliado en 1869, integrándose en 1870 en la sección de tipógrafos.
El ascenso al poder de Sagasta en 1881 produjo un endurecimiento en el control sobre las organizaciones obreras, sólo defendidas en las Cortes por Pi y Margall, quien años antes había participado en la edición de la importante obra bibliográfica ‘Recuerdos y Bellezas de España’, donde la historia de Ávila es contada por José Mª Quadrado y dibujada por Parcerisa.
Pi y Margall, que tuvo una calle en Ávila, defendía un socialismo democrático y una España federal, fue presidente de gobierno de la Primera República (1873) y ejerció de abogado defensor de Pablo Iglesias en las numerosas detenciones sufridas en 1882.
Y a Pi y Margall le sucedió en la presidencia de gobierno Nicolás Salmerón, quien en 1903 fue aclamado por unos doscientos obreros en un mitin que tuvo lugar en el Teatro Principal de Ávila.
Cuando Pablo Iglesias Trabajaba como impresor de La Época, el periódico reseña el 27 de febrero 1878 la visita a la ciudad en honor de multitudes del rey Alfonso XII y la fundación de la Caja de Ahorros de Ávila, hoy desaparecida después de integrarse en otra entidad luego intervenida.
En 1882 Pablo Iglesias vuelve a la imprenta de La Iberia. Es el año del III Centenario de la muerte de Santa Teresa de Jesús, y las noticias de la efemérides se repiten en el periódico con continuas referencias a la recepción de autoridades abulenses en el Palacio Real, a la constitución de las distintas Juntas organizadoras y directivas, a las visitas reales a la ciudad y al programa de actos que aparece el 1 de octubre. En este mismo año tiene lugar la huelga de tipógrafos madrileños y Pablo Iglesias es encarcelado en varias ocasiones.
Y buscando puntos de encuentro, descubrimos la relevancia de un discurso de Pablo Iglesias del que se hizo eco La Revista Moderna del 4 de febrero de 1899, donde se le compara con el diputado conservador por Ávila Francisco Silvela y con el veterano político liberal Eugenio Montero. Casualmente, la revista está dirigida por el arquitecto Félix de la Torre, destacado miembro del Partido Republicano Federal de Pi y Margall, luego concejal de Madrid, igual que lo fue Pablo Iglesias en 1905, y cuñado del marqués abulense de San Juan de Piedras Albas, y luego futuro suegro (aunque falleció en 1911 antes de serlo) del pintor afincado en Ávila a partir de 1917 Guido Caprotti.
Y dice la reseña periodística:
“Los periódicos comentan, menos de lo que se merece, el magnífico discurso pronunciado por Pablo Iglesias en el centro de Sociedades Obreras.
Gran orador, Iglesias, y hombre desapasionado y maduro, dijo muchas verdades acerca de la regeneración y de otros asuntos con ella relacionados directamente.
Hombre de gusto delicado y de verdadera finura literaria, no pintó a los burgueses como unos monstruos de maldad y a los obreros como ángeles sin alas. Pegó firme, pero razonablemente.
Suavizando un poco algunas frases, el mismo discurso de Iglesias lo hubiera pronunciado el señor Silvela (D, Francisco) o el Sr. Montero Ríos (D. Eugenio)”.
Sin embargo, la moderación de Pablo Iglesias estalló cuando llegó a las Cortes (1910). Allí pronunció un durísimo discurso, casi apocalíptico, contra el Presidente Antonio Maura, quien pasados unos días sufrió un grave atentado. Y se da la circunstancia de que el hermano del político Antonio Maura era el académico y grabador Bartolomé Maura, autor de varios retratos de Santa Teresa y de los políticos abulenses Francisco y Manuel Silvela, además del titulado ‘Tipo del Valle Amblés’ que había pintado Valeriano Bécquer.
Y en Ávila, los mauristas encuentran un especial arraigo entre las familias acomodadas, comerciantes y profesionales, y aquí fundan un Comité en 1916 que, junto al agrupado como Juventud Maurista, se exhibe en un eufórico mitin en el Teatro Principal en 1918, el mismo año en que fue elegido diputado por el partido de Maura el futuro premio Nobel de literatura Jacinto Benavente, autor la obra teatral ‘La Malquerida’, basada en una historia real ocurrida en un pueblo de la Sierra de Gredos, que, años más tarde, se estrenó en el mismo teatro. En las mismas elecciones de 1918, junto a Jacinto Benavente, también obtuvo escaño Pablo Iglesias.
En otra ocasión, La Revista Moderna del 24 de marzo de 1899 une en una reseña a Pablo Iglesias con Eusebio Blasco (1844-1903), el famoso autor del poema que se recita en las veladas teatrales populares de Ávila titulado ‘Un duro al año’, el cual todavía declaman de corrido los abuelos.
Y dice la reseña:
“Por lo demás, mi mayor deseo es que el popular literato, el insigne autor de ¡Un duro al año!, luzca sus elegantísimas levitas en el salón de sesiones del Congreso, y que allí se ponga, como dice, modestamente, a las órdenes de D. Pablo Iglesias, nuestro distinguido compañero en letras”.
Pero, ni Pablo Iglesias ni Eusebio Blasco fueron elegidos diputados en la oportunidad que deseaba La Revista Moderna. Sin embargo, en las elecciones a Cortes de 1910, Pablo Iglesias obtiene un escaño junto con Benito Pérez Galdós por la Conjunción Republicano-Socialista, para lo que ambos hicieron campaña en un multitudinario mitin en el frontón de Madrid, tal y como ilustra la revista Nuevo Mundo el 9 de mayo de 1910. Y del novelista, "también compañero en letras", recordamos de su obra La Familia de León Roch (1878) una breve referencia a la ciudad de Ávila por boca de uno de sus personajes:
“Querido páramo de Ávila, aquella imagen admirable del destino del hombre, aquellas noches sublimes formadas de un suelo desierto y de un cielo fulgurante, como si quisiera representarnos un árbol misterioso del cual no se ven sino las raíces y las flores”.
Ávila no siempre fue receptiva al discurso de Pablo Iglesias, como parece serlo ahora que se otorgan galardones en su nombre. Así, El Porvenir Republicano del 11 de mayo de 1890 informa que los obreros abulenses no secundaban las convocatorias de huelga general, como la de ese año, aunque sí reclaman medios para ganar un mísero jornal y se manifiestan en la ciudad unos novecientos jornaleros bajo el lema ‘Paz y Trabajo’, añade el periódico. La ciudad cuenta entonces con once mil habitantes y escasa mano de obra industrial.
A partir de 1904, y hasta 1923, el sindicato abulense de UGT irá integrando agrupaciones de oficios varios, de panaderos, de albañiles, de obreros de la madera, de zapateros y de obreros agrícolas, tanto de la capital como de Arévalo, Madrigal de las Altas Torres, Tiñosillos, Cantineros, Tiñosillos, Langa, Cantiveros y Bercial de Zapardiel, a las que se unirán años después Mingorría y otras muchas localidades, así como otros gremios y oficios.
De las actividades sindicalistas se hizo eco el 27 de enero de 1905 el periódico El Socialista, fundado y dirigido Pablo Iglesias en 1886, donde se reseñan las reivindicaciones de la Sociedad Obrera de Arévalo al Ayuntamiento pidiendo trabajo.
Y frente al socialismo, constantemente perseguido, desde el Obispado de Ávila se impulsa la creación del Patronato de Obreros de Santa Teresa que se constituye hacia 1886, luego integrado en el llamado Sindicato Obrero Católico. En 1908 se funda la Asociación Católica de Obreros promovida por el antiguo senador Isidro Benito bajo la presidencia del obispo, siendo vocal el alcalde de la ciudad, entre otros. En 1911 se crea el Sindicato Obrero Santa Teresa de Jesús, auspiciado también por Isidro Benito, en 1918 nace el Sindicato Católico de Ferroviarios y el Sindicato de Tipógrafos y Similares. Todos ellos tildados de amarillismo, dado que, directa o indirectamente, tenían una dependencia patronal, eclesiástica o gubernamental.
Con la llegada del siglo XX, Ávila vive tiempos en los que, siguiendo lo que proclama Pablo Iglesias, la huelga, las manifestaciones y las protestas públicas fueron los únicos medios de lucha y expresión en favor de los derechos al trabajo, a un salario justo, a un trozo de pan, a una jornada laboral digna.
En 1904 se manifiestan los obreros de Ávila pidiendo trabajo, en 1907 hacen huelga los panaderos exigiendo un salario justo, al tiempo que se producen manifestaciones por la escasez de pan frente a la fábrica de harinas propiedad de Isidro Benito Lapeña y promotor del sindicalismo católico. En 1909 fueron los albañiles reclamando una jornada laboral de diez horas, y más adelante, católicos y socialistas coinciden en la manifestación convocada por UGT el 22 de marzo de 1915 en protesta por el precio del pan y la falta de trabajo.
Al mismo tiempo, en 1908 se constituye en la ciudad el llamado Bloque de Izquierdas que aglutina a liberales, republicanos y socialistas. En la presentación del Bloque en el Teatro Principal se achacaron los males de Ávila al clericalismo y la reacción, a la vez que se aclamó la figura de la Santa, una luchadora contra los vicios de su tiempo.
En la revista Nuevo Mundo del 2 de noviembre de 1911 Pablo Iglesias es noticia por uno de sus multitudinarios mítines que da en Madrid, mientras que Ávila destaca en el mismo número de la revista por las celebraciones que tienen lugar en la Academia de Administración Militar con motivo de la jura de bandera de los nuevos alumnos.
La continua reclamación de alimentos básicos y de un salario justo fue una constante en las huelgas y manifestaciones que se suceden en Ávila desde 1915, también antes, con decidida participación de las mujeres, que son madres y esposas, y de las organizaciones obreras, cuyas reivindicaciones parecen extraídas del ideario de Pablo Iglesias.
Y las huelgas y protestas son duramente reprimidas por el Gobierno con apoyo incluso de la Diputación y el Ayuntamiento, como ocurrió en agosto de 1917, cuando la ciudad fue ocupada por la Guardia Civil en aplicación de la ley marcial, la Casa del Pueblo fue clausurada y se produjo la muerte de un huelguista.
El pan fue nuevamente motivo de reivindicación social que protagonizaron las mujeres abulenses el 14 de mayo de 1920 ante el Gobierno Civil de Ávila que presidía el torero Mazzantini, mientras en este año de elecciones municipales los socialistas no obtuvieron ningún concejal, perdiendo el que tenían en 1917 y debiendo esperar a 1922 para que volviera a sentarse otro representante en el consistorio.
Ávila recreada por José Montero Alonso, escritor y periodista, que también fue Premio Nacional de Literatura, y dibujada por Francisco Sancha, pintor e ilustrador que fue de las revistas más relevantes de la época y luego de la socialista Avance, ocupa una página entera de la revista La Esfera del 26 de diciembre de 1925. En este número coincide con las necrológicas de los recientemente fallecidos Pablo Iglesias y Antonio Maura, así como con el pintor José Mª López Mezquita, quien tenía estudio en Ávila y acababa de retratar ese año a un grupo de mujeres abulenses con la muralla al fondo para la Hispanic Society of America.
El primer intento en la ciudad por reconocer la figura de Pablo Iglesias se produjo a los cuatro meses de su muerte, cuando el concejal Sr. Meneses, que fue alcalde en 1936, en nombre de quinientos vecinos y de las sociedades obreras afiliadas a la Unión General de Trabajadores y el partido socialista, solicitó el 7 de abril de 1926 del Ayuntamiento la denominación de una calle para el histórico político.
En esa ocasión, se pidió que “se diera el nombre de Pablo Iglesias a la bajada de Santiago, lugar donde estaba la casa del pueblo, por su obra elogiada por izquierdas y derechas”. La propuesta fue finalmente rechazada por el pleno municipal en sesión del 31 de mayo de 1926 por no quitar el nombre a un santo, cuando en realidad era el nombre de una bajada a una iglesia, lamentó el Alcalde Presidente.
Habrá que esperar a la llegada de la II República en 1931 para que el ayuntamiento de Ávila "revolucionara" el callejero. Así, entre los nuevos nombres aprobados figuran el de Pablo Iglesias, Pi y Margall, Joaquín Costa, Torrijos, Mariana Pineda, Nicolás Salmerón, Figueras, Blasco Ibáñez y Comuneros de Castilla, además de Aniano García, obrero asesinado en los primeros años de la nueva etapa republicana.
A los nombres anteriores se sumarán los propuestos por la Casa del Pueblo de Fermín Herrero Baillo, antiguo concejal socialista, amante de la escuela y del árbol y protector de la clase obrera, para designar al grupo escolar existente en el Paseo de San Roque, y de Andrés Sánchez, primer presidente de la Casa del Pueblo, para la plaza que actualmente tiene este mismo nombre.
Por estos días, Ávila es noticia en el diario ABC del 18 de agosto de 1931 con motivo de la visita a la ciudad del Sr. Presidente de la Generalitat de Cataluña, quien es retratado por Mayoral en la visita que hace a la catedral acompañado del ministro de Economía y del obispo de la diócesis. Mientras, en la misma página del periódico, Ávila comparte protagonismo gráfico con la inauguración en Eibar de una calle dedicada a Pablo Iglesias engalanada con una gran pancarta que dice:
“No queremos palabras, ni hipócritas, ni informales sino hombres de sus compromisos y de espíritu abnegado. Pablo Iglesias”.
El 10 de octubre de 1933 el diario ABC publica varias fotografías de Mayoral de los obreros de Ávila que protestan por la falta de trabajo, lo que hacen levantando el enlosado de los soportales de la plaza del Mercado Grande, llamada entonces de la República. El periódico trata el asunto como un acto “vandálico” promovido por la Casa del Pueblo con el fin de que el ayuntamiento contrate a dichos obreros para recolocar de nuevo el pavimento, sin alusión a la miseria en que viven los más desfavorecidos y el paro que atenaza a los trabajadores.
Y durante la República, se produce una eclosión en la promoción y divulgación de la figura de Pablo Iglesias, más viva que nunca, con formas de marketing moderno. Así, es portada de prensa, preside en las manifestaciones de Primero de Mayo, se reproduce su imagen en medallas, sellos de correos, calendarios de bolsillo, se suceden homenajes, se hacen inauguraciones de calles y plazas con su nombre y se realizan ofrendas florales, como actualmente ocurre en Ávila.
La prensa ilustrada publicita de forma extraordinaria las manifestaciones obreras y la figura de Pablo Iglesias ocupando espacios significativos en Nuevo Mundo, Mundo Gráfico, La Esfera, Ahora, ABC, Blanco y Negro, etc. Y entre ellas, llama la atención de la portada del diario ABC del 1 de mayo de 1937, donde sobre una multitudinario gentío se reproducen imágenes antiguas de Pablo Iglesias en un mitin de 1913, y otros líderes de UGT en la manifestación de 1931 acompañando a Miguel de Unamuno, quien se asomó a Ávila diciendo: “una casa, una sola casa, Ávila la Casa”.
Y como no podía ser menos, a lo largo de este tiempo se editan postales con los mítines de Pablo Iglesias y de vistas del nuevo callejero que lleva su nombre en numerosas localidades, como es el caso de Alhucemas, El Ferrol, Logroño, Lugo, Madrid, Melilla, Oviedo, Santander, Tarragona, Valencia, etc.
Al mismo tiempo, Ávila y otros pueblos de la provincia irradian ilusiones desde su casa del pueblo, y los trabajadores abulenses celebran con fervor su adhesión a la lucha obrera manifestándose en el Día Internacional del Trabajo.
Y como fin de una etapa de democrática, no sin acontecimientos compulsivos y graves conflictos sociales, en Ávila y en media España triunfa el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936. Como consecuencia de ello, se depuran a los maestros, se persiguen, encarcelan o matan a los trabajadores, jornaleros y opositores al nuevo régimen, y en 1937 se suprimen del callejero abulense todos los personajes nominados en 1931 y, por supuesto, la plaza de la República deja su nombre por el de Santa Teresa de Jesús.
Al tiempo, en el mismo acuerdo municipal eliminatorio de calles republicanas se dedica la calle Zendrera al Generalísimo Franco, colocándose un año después una placa conmemorativa con su figura en bajorrelieve realizada por el escultor afincado entonces en Ávila Aniceto Marinas, un prestigioso artista segoviano que residía temporalmente en Las Navas del Marqués y que en sus comienzos trabajó con Fernando Tarragó, artífice de la recuperación escultórica de la basílica de San Vicente. Dicha placa ha sido recientemente destrozada en un acto vandálico por autores sin identificar que algunos justifican como aplicación directa de lo acordado en Cortes sobre la memoria histórica.
Volviendo a las formas de reconocimiento colectivo que utilizan los pueblos para honrar la personalidad de quienes destacaron por sus valores humanos, literarios o artísticos, por ejemplo, encontramos en la escultura urbana una de las manifestaciones artísticas más singulares.
Ávila no se prodiga mucho en exhibir a sus protagonistas históricos a través del modelado escultórico, excepción hecha del monumento a sus glorias (santos, políticos, militares, escritores y artistas) en el Mercado Grande, y especialmente de sus paisanos Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, sin contar los que pueblan templos e iglesias como San Segundo y El Tostado, y otros, mezclados con vírgenes y demás representaciones sepulcrales.
Por ello, llaman la atención la singularidad de figuras como la del historiador abulense y presidente republicano en el exilio Claudio Sánchez Albornoz, cuyo busto se levanta entre las iglesias de Nuestra Sra. de la Antigua y de San Pedro; la del poeta Rubén Darío, levantada en el jardín del Rastro, antes dedicado a Calderón de la Barca; o la del músico Tomás Luís de Victoria, casi escondido en el palacio de congresos municipal del Lienzo Norte.
Y entre los contados bustos de una ciudad casi “descabezada”, encontramos a Pablo Iglesias en la plaza de la Casa del Pueblo. Y la misma iniciativa por homenajear su figura se ha extendido en la actualidad a otras localidades españolas como Alcalá de Henares, Alcázar de San Juan, Cádiz, El Ferrol, Leganés, Madrid, Málaga, Monforte de Lemos, Novelda, Palmas de Gran Canaria, Puente Genil, San Sebastián de los Reyes, Vícar, Zaragoza, etc.
Efectivamente, en el año 2002 llegó el momento para que en Ávila se volviera a reivindicar un espacio urbano que honrara la figura de Pablo Iglesias y la recuperación de la memoria histórica, después de depuraciones y persecuciones y de la retirada del título callejero que había tenido durante la II República.
El lugar elegido para tal dedicatoria aparece cuando descendemos desde el paseo del Rastro hacia el Valle Amblés por la bajada de Santiago, luego denominada calle de San Juan Bosco, o la bajada del Rastro que pasa por el antiguo hospital de peregrinos de Nuestra Señora de Sonsoles, y llegamos al espacio triangular que forma el caserío que da a dichas calles, entonces nos encontramos en una encrucijada llana que pasará a llamarse plaza de la Casa del Pueblo, la misma donde estuvo la sede histórica del sindicato UGT.
Y con el nuevo milenio, la plaza de la Casa del Pueblo luce un busto de bronce de Pablo Iglesias sobre una peana de granito viejo, y lo hace al margen de sectarismos y sin cambios ideológicos en el Ayuntamiento, que sigue siendo conservador. Y en parte por ello, el Ayuntamiento de Ávila fue merecedor también de la Distinción Pablo Iglesias a la Concordia que concede la UGT de Ávila.
Y a propósito de la representación escultórica de Pablo Iglesias, como verdadero líder político, sindicalista y portador de valores reivindicativos, diremos que la primera vez que eso ocurrió fue gracias la obra realizada por el escultor segoviano Emiliano Barral (1896-1936), quien presentó su trabajo a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1924. En esta convocatoria también se presentaron bustos de Unamuno y de Indalecio Prieto, sin que ninguno de todos ellos resultara galardonado, tal y como reseña en La Esfera Silvio Lago, seudónimo de José Francés, autor de la novela ‘Como los pájaros de bronce’ que toma como escenario la ciudad de Ávila.
En la Exposición Nacional donde se exhibió el busto de Pablo Iglesias obtuvo la medalla de plata el pintor Francisco Soria Aedo, el mismo artista que retrató vistosas composiciones de tipos abulenses con la muralla al fondo, lo que le valió la medalla de oro en la exposición de 1929 con el cuadro título ‘Nochebuena en la aldea’.
Con anterioridad, Emiliano Barral había esculpido la figura de Antonio Machado (1922) y realizado un boceto monumental de Rubén Darío ganador del concurso convocado por la asociación de amigos del poeta para erigirle un monumento (1923), poeta que actualmente engalana nuestro jardín del Rastro modelado por el escultor abulense Santiago de Santiago, quien, a su vez, en 1980 fue galardonado con la medalla de Pablo Iglesias.
El impresionante busto de granito de Pablo Iglesias que hizo Emiliano Barral quedó instalado en el Parque del Oeste de Madrid, cuya maqueta se publica en la revista Blanco y Negro del 7 de mayo de 1933, y con el que posa para la portada de la revista Mundo Gráfico del 6 de mayo de 1936. El conjunto monumental fue demolido en 1939, mientras que el busto se escondió en el Parque del Retiro hasta su recuperación en 1979. Antes, en 1932, Emiliano Barral había realizado en granito de Ávila el monumento al escritor y poeta vallisoletano Gaspar Núñez de Arce (1834-1903) instalado en el Campo Grande.
Y en este mes de mayo de 2013, Ávila se hace más reivindicativa que nunca en el Día Internacional del Trabajo, una fecha instaurada en 1889 por el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional con Pablo Iglesias al frente de la organización española. La calle sigue siendo el escenario elegido como expresión de libertad con la esperanza de tiempos mejores y con un llamamiento a favor del trabajo y del crecimiento económico sustentado en la cohesión y la igualdad.
Más aún, la lucha obrera por nuestros derechos, dicen los manifestantes, se dirige también contra la pobreza, el hambre en el mundo, y el desarrollo justo de las comunidades, particularmente en África y en otros países y regiones del mundo asoladas por la negación de los derechos ciudadanos, sociales, económicos y culturales básicos, y en medio de conflictos y disputas bélicas.
Finalmente, como cada Primero de Mayo, la UGT de Ávila homenajea a Pablo Iglesias en la Plaza de la Casa del Pueblo, y lo hace en una ofrenda floral ante el busto escultórico de su figura donde se canta 'La Internacional'.
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Raul Grande | Martes, 21 de Mayo de 2013 a las 09:30:10 horas
Panegíricos y alabanzas al "fundador" del socialismo español, aquí bien se podría decir que de aquellos polvos vienen estos lodos, en fin sin comentarios...
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