Las medidas del sistema de control y vigilancia de la población de topillos con el que cuenta Castilla y León se basan en “el asesoramiento a los agricultores para el cumplimiento de sus obligaciones con la adopción de diferentes medidas por parte de la Junta en colaboración con el resto de administraciones”.

La estrategia llevará a cabo diferentes líneas de actuación, como la “prevención y control en parcelas agrícolas; prevención y control en reservorios dependientes de la Administración; monitorización y vigilancia; e investigación y experimentación”, junto con la “colaboración entre todos los agentes y el respeto al medio ambiente como objetivo transversal”.

Las recomendaciones que se les han hecho a los agricultores para actuar contra el topillo son las de “cosechar lo más superficial posible, retirar pacas de paja o forraje y remoción del rastrojo”.

Respecto al manejo del riego, se recomienda un anegamiento temporal de la parcela en caso de que se observe colonización del topillo, incrementar la frecuencia de los riegos y retirar tubos. 

En alfalfas, forrajes y otros reservorios se aconseja incrementar la frecuencia de los cortes, retirar lo antes posible el forraje, establecer bandas de seguridad y levantar la parcela en grados altos de colonización.

Y en el control biológico, “asegurar y fomentar el respeto a los depredadores naturales y eliminar cualquier práctica que pueda afectarlos, respetar la presencia de árboles, matorrales, majanos, instalar cajas nidos y posaderos permanentes para rapaces, colocación de posaderos permanentes y facilitar e intensificar el pastoreo”.

Se considera, por otra parte, que “las vías de dispersión son zonas adecuadas para el control biológico”, y se apunta como recomendable “la destrucción mecánica de huras, limpiar la cubierta vegetal herbácea y, además, en cunetas ya limpias, procurar su mantenimiento”.