Con 25 sacerdotes y presidida por el obispo de Ávila, José Gil Tamayo, los familiares de quienes murieron en la crisis sanitaria han ocupado la nave central en una ceremonia donde piezas del 'Oficio de difuntos' de Tomás Luis de Victoria han adornado la ceremonia en la voz del consort vocal Victoria Cantus acompañado por el órgano del templo.

Con la distancia social obligada de los asistentes y el reparto de gel hidroalcohólico a la entrada, la misa se ha celebrado “cumpliendo un deber de justicia” para quienes han fallecido sin estar acompañados y “sin el auxilio de la cercanía de sus familias, a la vez que como “un acto de caridad cristiana”, según ha expresado el obispo en la homilía. También ha dicho que el acto servía como una acción de gracias a Dios: “porque no ha librado a los que estamos aquí, y lo digo por propia experiencia”, según ha dicho quien permaneció 40 días hospitalizado por la Covid-19.

Gil Tamayo ha enumerado a algunos de los colectivos que han trabajado contra la Covid-19, como los sanitarios, empleados de Servicios Sociales, fuerzas de seguridad, Protección Civil, fuerzas armadas “y tantos y tantos servicios”, a los que ha incluido en esta acción de gracias”.

Ha recordado a quienes han fallecido “estando en lo mejor de la vida” porque “parece que Dios se nos ha dormido, nos dejado”, para citar a San Pablo, y afirmar que ante la crisis sanitaria “no basta con soluciones técnicas y las prevenciones sanitarias” para llamar a modificar los planteamientos ante al vida. “Esta crisis nos tiene que cambiar el corazón, las costumbres, la vida y las grandes cuestiones.

Y es que durante los momentos más duros se ha visto “tanta gente buena que ha arrimado el hombro”, ha recalcado, si bien también ha habido quien ha mirado por sus “intereses personales y partidistas” y ha habido “una especie de selección del derecho a la vida”.

El obispo ha querido tener una “mención especial” a las personas mayores: son “a quien nos debemos todos”. Y ha advertido del envejecimiento y de que un tercio de la población de la diócesis de Ávila tiene más de 60 años: “hay que protegerlos, hay que cuidarlos, hay que mimarlos”, ha subrayado.

Por otra parte, el prelado ha mirado al futuro de “dificultades”, con el que “se nos abre el corazón” cuando se ven “bares sin gente, Ávila sin visitantes” y falta de trabajo. Ante esto “no podemos tirar cada uno por nuestro lado”, ha afirmado, para instar a que todos “busquen el bien común”, y proclamar: “Dios está a nuestro lado”.

La ceremonia ha sido seguida, desde un lado del altar, por representes institucionales y de sectores relacionados con la crisis sanitaria. El presidente de la Diputación, Carlos García; el delegado territorial de la Junta, José Francisco Sánchez; y el alcalde de Ávila, Jesús Manuel Sánchez Cabrera; han sido algunos de los asistentes. También los diputados Alicia García y Georgina Trías; y los senadores Patricia Rodríguez, Juan Pablo Martín y Jesús Caro; y los procuradores Miguel Ángel García Nieto, Miguel Hernández Alcojor, Inmaculada Gómez y Pedro Pascual.