“Somos tan ingenuos y nuestra vida es tan breve que creemos que las conquistas son definitivas”, y advertido que “viendo España y otros países, se ve que las conquistas no son definitivas”.

Ha recordado que esta situación ella ya la vivió en Argentina: “la historia va y viene, y todo lo que se gana también se puede perder”, por lo que ha llamado a la sociedad civil a estar “alerta” y “comprometida” y “en lucha permanente” ante un retroceso de diez años en los avances en el mundo educativo.

Defensa de la mujer
Reyzábal ha presentado su obra ‘Canon literario y diferencia de género en la educación’, un trabajo elaborado “en defensa de la mujer”, pero “no en contra de nadie”.

Sobre todo es conocida por su labor como especialista en Didáctica de Lengua y Literatura y en Atención a la Diversidad. Inspectora de Educación de Madrid, ha sido subdirectora general de Atención a la Diversidad y Educación Permanente de la Comunidad de Madrid, entre 2000 y 2007, y fue autora del Diseño Curricular Base de Lengua castellana y Literatura.

La obra presentada el miércoles en el Episcopio hace un recorrido por algunas escritoras femeninas en castellano que “por unas u otras razones se han ido descartando de los programas educativos o no son nada conocidas”, y ha apuntado como algunas firmaron con el nombre del marido u otro familiar masculino, o incluso que “utilizaron el nombre del marido cuando éste se había ido con otra”.

Descartes
Y es que Reizábal ha observado que en la literatura castellana “ha habido tantos autores de primer nivel que, a la hora de descartar siempre se ha hecho del lado de las mujeres”, dándose la circunstancia que se ha discriminado géneros que ellas cultivaban, como el epistolar, “hasta que lo recogen los hombres”, o los libros que escribían en los conventos y sus confesores les obligaron a quemar.

Ha citado a Santa Teresa, porque escribió “con la Inquisición encima, presionando”, porque “la mujer no era libre ni para escribir”.

A diferencia, ha puesto como ejemplo la literatura francesa, donde las mujeres contaron con “más ventajas”, ya que en España las mujeres no pudieron acudir a la universidad hasta 1910, y los contenidos comunes en las clases no se impusieron hasta 1970.