Cuando el recorrido alcanzó la plaza del Mercado Grande cayeron algunas gotas y así se llegó poco antes de las siete de la madrugada a la puerta de la Catedral cuando habían realizado nueve estaciones penitenciales -ya que el resto se hizo en el templo- poco después de observarse los primeros síntomas del alba al paso del Paseo del Rastro.

Con la talla anónima del Santísimo Cristo de los Ajusticiados, tirada por cinco personas, el desfile es un acto penitencial organizado por el Ilustre Patronato de la Santa Vera Cruz que comenzó a celebrarse en 1935 y que rememora el recorrido de Cristo por la vía dolorosa en las primeras horas del Viernes Santo, cuando caminó cargado con la cruz hacia el monte de la crucifixión.

El origen del viacrucis se remonta a finales del siglo XVI, cuando los miembros de este patronato acompañaban a los reos que iban a ser ajusticiados en una sala en la que el condenado permanecía en capilla durante sus últimas 24 horas con asistencia espiritual y material.

Con el Cristo de la Buena Muerte, que por este motivo fue llamado después Cristo de los Ajusticiados, permanecían junto al reo con la intención de cumplir su última voluntad y después darle cristiana sepultura.

El paso penitencial va dejando imágenes llamativas con la muralla de fondo, al pasar por el arco del Paso de la Harina, con el arco de San Vicente, el lienzo norte o la subida hacia el Rastro, que cualquier abulense recoge, pero también algunos turistas e incluso una pareja de japoneses.

Ya dentro del templo de El Salvador, con el Cristo en el trascoro de la catedral, los penitentes han completado el viacrucis, que finalizó después de las 7,30 horas, y que fue seguido por megafonía en la transmisión que desde Cope Ávila se efectuó para toda la cadena.