Con la anónima imagen del siglo XII de Santa María de la Magdalena, el desfile partió a medianoche de la iglesia de La Magdalena hacia la ermita del Humilladero, donde los penitentes hicieron estación ante el Santísimo Cristo de los Ajusticiados, momento de encuentro entre ambas imágenes. Fue entonces cuando la coral Amicus Meus entonó un miserere.

La procesión que organiza el Ilustre Patronato de la Purísima Concepción, Santa María Magdalena y Ánimas del Purgatorio, con un centenar de integrantes, revive el acuerdo entre esta entidad y el Patronato de la Santa Vera Cruz tras más de un siglo de disputas motivado porque ambas entidades penitenciales prestaban asistencia a los condenados a muerte.

La de la Vera Cruz acompañaba al reo la noche anterior a su ajusticiamiento y el Patronato de las Ánimas tras su entierro. Cuando la primera no prestó ayuda a un condenado surgió el pleito, que no se resolvió hasta comienzos del siglo XVIII.

En la madrugada del miércoles, los de la Vera Cruz recibieron a los de las Ánimas -que llegaban por la calle del Tostado tras pasar por la Catedral y la Cruz Vieja- en el arco de San Vicente, desde donde se dirigieron a la ermita del Humilladero, desde donde tras el encuentro y el miserere, los visitantes regresaron a la La Magdalena.