El ahorro se puede lograr reduciendo la velocidad del motor a la que los agricultores suelen trabajar, entre 1.800 y 2.000 revoluciones por minuto, a la que se recomienda en los cursos, entre 1.600 y 1.800, e incluso menos cuando la labor es ligera, según han explicado los técnicos.

El gasto puede ser entre el 6,5 por ciento menos, para trabajos pesados como arado de vertedera y cultivador, hasta el 26 por ciento, en el caso de labores ligeras como fertilización, siembra y transporte en litros por hectárea.

La recomendación fundamental es prestar atención a la velocidad del motor en vez al ruido del motor, han subrayado.

Agricultores agrupados en tres grupos piloto, en La Moraña, en el Valle Amblés y en la localidad de El Oso, han aportado estos datos, dentro del programa europeo que analiza el ahorro en los tractores cuenta con la participación de nueve países, entre ellos España con la Agencia Provincial de la Energía de la Diputación de Ávila.