Ahora las 16 lápidas -la más antigua del siglo XIII- se encuentran en el presbiterio -como desde el siglo XVIII- tras un tratamiento para evitar humedades, en unos trabajos que se han desarrollado en los últimos meses y en los que el Cabildo Catedralicio ha gastado 60.000 euros.

La reforma del presbiterio que enterró las lápidas motivó una denuncia de la Real Academia de la Historia que terminó en una sentencia contra la Catedral que, tras recurrir, tampoco consiguió convencer al Tribunal Supremo. Las lápidas fueron desenterradas en diciembre de 2009, y hace un año el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León dictó un auto que certificaba el acatamiento de sentencia, de abril de 2009.

El arquitecto José Ramón Duralde ha explicado que en los trabajos se ha hecho “de la necesidad virtud para solucionar el problema de humedades, de tal modo que las lápidas se han situado como suelo en un nivel 20 centímetros más alto que hasta ahora a la vez que se ha rebajado la plataforma anterior.

Evitar el deterioro
Se sitúan las lápidas sobre una “cama de arena” a la que se ha eliminado la humedad. “Hemos lavado las lápidas hasta eliminar las sales que contenían para evitar su deterioro”, ya que además con la humedad cristalizan sales, “igual que aparecieron en las bóvedas”, según ha indicado el arquitecto.

También se ha colocado una mesa en el altar “más liviana” que la anterior y algo más adelantada para evitar situarla sobre las lápidas.

La intervención “relativamente pequeña, aunque importante por el lugar” concluye el proceso iniciado por la Real Academia de la Historia, que denunció las obras llevadas a cabo en 1999 por carecer de autorización y retirar las lápidas y enterrarlas, cuando era obispo Adolfo González Montes.

Duralde considera el proyecto llevado a cabo “bastante válido” para un presbiterio que considera entre “los más interesantes e importantes de las catedrales de España desde el punto de vista artístico”.

Por su parte, el obispo de la diócesis abulense, Jesús García Burillo, ha aludido a los “criterios de conservación, de respeto a la estructura arquitectónica del presbiterio y a la Ley de Patrimonio Histórico” para afrontar la obra.

Tras apuntar que la presentación del presbiterio coincide con el comienzo del cónclave, ha indicado que aunque la primera celebración estaba prevista para el Domingo de Ramos, será con motivo de la elección del sucesor de Benedicto XVI.