El 24 de abril de 1993, el PP, con 12 escaños, se sirvió de un tránsfuga del CDS para hacerse con el control de la institución provincial, justo a la mitad del mandato, que había comenzado en 1991. Entonces había sido elegido presidente Alfredo Barranco, del CDS, partido que tenía menos diputados provinciales que el PSOE, que le apoyó, siendo elegido vicepresidente Narciso Serrano.

Todos ellos sumaban 13 diputados, de los que uno de ellos fue convencido para marcharse del CDS: Benigno Rollán, alcalde de La Horcajada. Para acudir a la capital desde su pueblo viajaba en muchas ocasiones con otro diputado provincial, que era alcalde de El Barco de Ávila, Agustín González, que luego sería vicepresidente de la Diputación y más tarde presidente. Al parecer, fue quien le convenció en esos viajes para que dejase el partido creado por Adolfo Suárez y cambiase el signo de la Diputación.

A cambio, recibió la vicepresidencia de la Diputación, con un sueldo suculento, durante los dos años siguientes y hasta el final del mandato, en el que quedó como diputado del grupo independiente (en la actualidad la ley no lo permite y se denominan diputados no adscritos) para después seguir como diputado provincial del PP en el siguiente mandato.

El pleno en el que sustanció la moción de censura estuvo trufado de emociones a flor de piel, y con imágenes irrepetibles en la escena política abulense. Aquel 24 de abril de 1993 el salón de sesiones estuvo a rebosar. Hubo gente que no pudo entrar y tuvo que intentar seguir el desarrollo del pleno desde el rellano contiguo. Entre los partidarios y detractores de la moción de censura hubo incluso conatos de enfrentamiento físico, que no llegaron a materializarse.

Por el contrario, sí hubo insultos e interrupciones de la sesión plenaria, sobre todo a raíz de la negativa de Benigno Rollán a explicar los motivos de su decisión, limitándose a dar por buena la defensa de la moción que hizo el entonces aspirante Sebastián González.

Benigno Rollán fue abucheado por sus antiguos compañeros de Gobierno, e incluso le arrojaron monedas al grito de “Judas, Judas”. Al término del pleno, y cuando Sebastián González había sido erigido presidente con la ayuda del tránsfuga, el anterior presidente fue sacado a hombros por sus correligionarios para mostrar su orgullo frente a la realidad de la matemática de los votos.

La escenificación de la moción tuvo otro elemento destacado: el anuncio a los medios de comunicación. Fue en el desaparecido restaurante Copacabana, en el mismo lugar que el PP celebraba sus noches electorales. Allí, Sebastián González dio a conocer la moción, acompañado de Benigno Rollán, del que cuentan que no regresó a su pueblo hasta que votó la moción.

Poco después, quien fuera alcalde de Ávila entre 1979 y 1983, Pedro García Burguillo, a la sazón vicepresidente de la Diputación por el CDS, contaría con su gracejo e ironía un detalle de aquel día. García Burguillo vio asomarse a por los despachos de su grupo: “¿Dónde vas tan elegante, Benigno, vas de boda?", le interrogó. Cuentan que el tránsfuga no ofreció explicación y, tras acudir a percibir las dietas del grupo de diputados que abandonaba, se dirigió al restaurante donde daría cuenta de la moción de censura.