El delegado territorial de la Junta, José Francisco Hernández, y el alcalde del pueblo, Tomás Baena, han visitado la zona donde se están realizando estos trabajos que afectan a unas 2.000 hectáreas por parte de Tragsa, la empresa adjudicataria de los mismos.

De esas 2.000 hectáreas, 1.349,67 son de concentración, en una zona de transición entre la sierra y el llano, con abundancia de cuestas y pequeñas cuencas.

El número de parcelas en bases definitivas es de 1.643, con 538 fincas de reemplazo, para un total de 315 propietarios, con una superficie media de las parcelas tras las obras de 2,49 hectáreas, en lugar de las 0,82 hectáreas de antes.

El proyecto de obras incluye la construcción de una nueva red de caminos agrícolas, compuesta por 46.633 metros (13.422 metros de caminos estabilizados con material granular, 808 metros de caminos hormigonados y 34.403 metros de caminos en tierra compactada) y la construcción de zanjas y colectores de drenaje para evacuar los caudales pluviales a la red general de drenaje de la zona.

Igualmente, está previsto “armonizar las actuaciones anteriores con la protección del entorno y el medio natural, a través de medidas de mejora y restauración”.

La restauración del ecosistema que también incluye el proyecto, se está llevando a cabo con actuaciones como plantaciones, reconstrucción y mejora paisajística, chapado de piedra, limpieza, poda y recuperación de la superficie forestal y la restauración de canteras.

Para la Junta, los principales beneficios de las concentraciones parcelarias y las infraestructuras rurales que las completan son la productividad y la competitividad con la corrección de desequilibrios, la mejora de la rentabilidad de las explotaciones al hacerlas más eficientes y el aumento de la posibilidad de diversificar producciones.

Asimismo, figuran “el aumento de la eficiencia y la vida útil de la maquinaria, la mejora de la comunicación en el medio rural y la multiplicación de las funciones y los usos potenciales del suelo rústico”.