Allí se unieron al grupo Milicia de Santa María en España donde en la ciudad de Chitré, donde asistieron a una misa con más peregrinos procedentes de diversas partes del mundo.

Después viajaron a Ciudad de Panamá, donde se alojaron en un colegio a las afueras, aproximadamente a una hora del centro, en el Barrio Don Bosco, fundado por un sacerdote salesiano, alrededor de la parroquia. Según las profesoras de la UCAV, “chocaba la realidad de la pobreza y la riqueza, tan cerca una de otra”, donde “al lado o enfrente de los rascacielos, había cientos de casitas bajas y llamaban la atención también los niños, más alegres que los españoles, y el buen corazón de las personas que saludaban por las calles a todas horas gritando España”.

El día central de la JMJ contó con la llegada del papa Francisco y la acogida del obispo de Panamá, que “puso de manifiesto que también los países pequeños pueden soñar y cumplir sus sueños”.

En el Vía Crucis del viernes el grupo de la UCAV acompañó a Jesús en el camino de la cruz, “no solo con bellos textos, sino también con coro, orquesta y muchos bailarines, en un espectáculo bellísimo”.

La delegación abulense participó los últimos días en la misa con los españoles que fueron con la Conferencia Episcopal Española, y en la vigilia de oración en el Campo Juan Pablo II, donde escucharon testimonios de familias y jóvenes que habían tenido un cambio de vida o de actitud gracias a la fe. El viaje concluyó con una misa de envío donde se dio a conocer que Portugal acogerá la próxima JMJ.