Cierto es que todos los inicios de este tipo de proyectos suelen tener sus deficiencias y problemática, pero al menos debe de cumplir el objetivo para el que fue diseñado. No es el caso del Reto Tecnológico Ávila Advance 2017de nuestro ayuntamiento, que a día de hoy aún no se sabe nada acerca de los resultados de ese dron para la agricultura de precisión.

¿Y cuáles han sido los problemas? Pues aunque parezca increíble, no lo sabemos aún.

Hay más sombras que luces, lo mismo que sucede con la iluminación de nuestra ciudad, y lo mismo que sucede con una infinidad de cuestiones desde hace muchos años en nuestro ayuntamiento.

Hay interrogantes que planteamos en el mes de agosto que deben de estar guardados en algún cajón y hay que abrirlo para conseguir que, si en 2019 se impulsa otra vez -en 2018 no se planteó a pesar de estar presupuestado- se mejoren las bases y la convocatoria.

Quizá se podría haber realizado como ‘Reto Tecnoogico del Año Jubilar’ y así alguno lo vendería como un gran éxito, para mayor gloria personal o de sus siglas. Pero para mejorar algo, hay que conocer e incluso reconocer errores (algo extraño en el equipo de gobierno que todo lo justifica), valorar y corregir. De primero de sentido común.

Hay que aclarar cuestiones como quién formaba parte del equipo técnico municipal que coordinaba el proyecto, dónde está el prototipo que se debía de presentar... pero fundamentalmente en un proyecto de este tipo, el seguimiento y la tutorizacion imprescindible en todo programa novedoso e innovador, a lo que en este caso se sumaba la juventud de los ganadores.

Había unas bases y una convocatoria que debían de cumplirse, por el bien del proyecto, del resto de los participantes que se presentaron y porque estamos hablando de una importante cantidad de dinero público.

Podríamos hablar de un problema, dejadez o incompetencia política en un proyecto puntual, pero desgraciadamente es la tónica general en muchas cuestiones desde hace muchos años, esto es solo la punta del iceberg.

Donde quedó la smart city, el internet de las cosas, la ciudad inteligente, que nos vendieron los gobiernos del Partido Popular. Quizá el problema fue ese, la falta de inteligencia, pero no de esos abulenses con gran talento para la tecnología y otras especialidades, y que desgraciadamente solo vuelven a casa por navidad, sino de los que han dirigido la política municipal de nuestra ciudad durante décadas.

En unos meses, e incluso ya mismo, alguna candidata a la alcaldía empezará a vender el cambio, decir que va a hacer lo contrario de lo que ha hecho hasta ahora, pero quien ha sido parte importante en generar el problema y en la situación de la ciudad, no puede ser la solución. Sobre todo, porque la falta de credibilidad es evidente, y lo de siempre, y los mismos de siempre, lleva a lo mismo de siempre.

Un reto roto, una ciudad rota.

Por eso, algunos seguimos trabajando para que Ávila no solo valga la pena, sino que merezca la alegria, la alegría de despertar.