Se trata de las calles Ramón y Cajal, Barco y Ermita, que dotarán de una nueva fisonomía urbana al entorno. Durante las próximas semanas se acometerá la última fase de rehabilitación del tramo, con enlace a la calle Las Parras.
Las obras supondrán la reforma integral de la zona, con la sustitución de todas las redes de abastecimiento de agua y colectores, así como el soterramiento de cableado eléctrico y de telefonía, sustitución de alumbrado público y una nueva pavimentación en adoquín de hormigón y losa de granito, que dará al centro de Sotillo “una estética homogénea y acorde a nuestro tiempo”, según el Ayuntamiento.
Desde el Consistorio se ha agradece “la comprensión de todos los vecinos afectados por unas obras complejas y molestas”, dado que se deben mantener los accesos peatonales y los servicios públicos en funcionamiento, al tiempo que se acometen importantes trabajos en espacios muy reducidos.
Las obras de adecuación se enmarcan dentro del plan municipal de rehabilitación del casco antiguo de Sotillo, que comenzó con las calles Las Parras y Ermita, ejecutadas en 2018, y una vez culminada durante los últimos años la reforma del eje comercial marcado por las calles Cervantes, Manuel Sánchez, plaza de Melilla, calle Cabo Vicente Barderas, plaza de España, plaza de Abajo, calles Dos Plazas, Molino de Aceite, travesía de la Fuente, calles Ruperto Chapí y Maldonado.
Las obras han sido cofinanciadas por el Plan Extraordinario de Inversiones de la Diputación de Ávila y por el Ayuntamiento de Sotillo.
Carlos | Jueves, 17 de Enero de 2019 a las 12:53:40 horas
Que se pongan las pilas en La Adrada, a ver si algun dia logramos tener calles como las de Sotillo y un pueblo vivo y dinámico, porque desgraciadamente
La Adrada va cuesta abjo y sin frenos, perdiendo población incesantemente, cada vez más viviendas abandonadas o tapiadas porque son invendibles, se ve gente de la peor calaña, porreros, botellón, inseguridad, etc. mientras todo el que puede implora al milagro de poder vender su casa y olvidarse de La Adrada.
El caos urbanistico y burbujista de La Adrada unida a pesimos alcaldes ha dado la puntilla a un pueblo agonizante y con menos vida que en el subsuelo de un cementerio.
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