Los entonces despechados, políticamente bastante más bregados que los protagonistas del desaire, optaron por los cuarteles de invierno en espera de una oportunidad que ha llegado ahora, tres años y medio después, gracias al triunfo en el congreso nacional del partido del diputado Pablo Casado.

Por el camino se quedó Antolín Sanz, obligado a abandonar la escena pública como responsable último de un hecho que él mismo definió como “triste, bochornoso y lamentable”. En su discurso de despedida, tras 17 años como presidente provincial, pronunció una frase que pudo pasar inadvertida, pero que hoy cobra cierto sentido: “me aparto pero no me voy”.

Como tampoco se fue el senador Miguel Ángel García Nieto, testigo directo de la humillación sufrida por quien le sustituyó al frente de la secretaría general del PP abulense. A raíz de los acontecimientos vividos y de los cambios de chaqueta producidos, su entorno era consciente de las escasas posibilidades que albergaba para hacerse con la presidencia provincial. Pero también sabían que las elecciones primarias convocadas por primera vez en la historia de este partido eran una ocasión única para constatar el apoyo real de los sectores en los que quedó dividida esta formación política.

Como era de esperar, el todavía parlamentario perdió pero obtuvo algo más del 38% de los votos, porcentaje más que suficiente como para negociar un Comité Ejecutivo Provincial con amplia presencia de gente afín a sus posiciones, todo a cambio de garantizar al vencedor, Carlos García González, un congreso tranquilo, como así fue, al obtener su propuesta de dirección el 95% del apoyo de los compromisarios.

Por ingenuidad, exceso de confianza o falta de experiencia, con lo que no contaba el nuevo presidente provincial, a la vista de lo ocurrido recientemente en Palencia, es que los puestos clave de dicho Comité Ejecutiva Provincial han resultado ahora determinantes para dar al traste con la candidatura de Jesús Manuel Sánchez Cabrera a la alcaldía de Ávila. Y es que como coordinadora general y número tres del partido se nombró a Sonsoles Sánchez Reyes; y como vicesecretario de Organización a David Beltrán, alcalde de El Hoyo de Pinares. Llamó la atención una ausencia, la de alguien para quien finalmente estaba reservado otro de los cargos orgánicos que han sido decisivos en lo ocurrido.

Porque con parte de las piezas encajadas, solo faltaba afinar un poco más. La ocasión la pintaron calva con motivo del proceso de primarias vivido en el PP a nivel nacional.  En Ávila, ganó  Pablo Casado,  aunque sumados los apoyos de su posterior aliado, José Ramón García, entre ambos cosecharon el 75 por ciento de los votos escrutados.

El desenlace final estaba muy cerca. Quien no figuraba en el Comité Ejecutivo Provincial, sí tenía guardado un cargo de responsabilidad en la sede central de la calle Génova, donde ya ocupó la Vicesecretaría de Organización: Sebastián González Vázquez, compañero de escaño en el Senado de Miguel Ángel García Nieto, era nombrado tesorero del partido.

Así se dio por acabado el proceso de renovación de las direcciones provinciales, autonómicas y nacionales del PP. Con él, también desaparecieron las primarias. Las decisiones trascendentes ya no dependen de la militancia ni de los alcaldes ni de los concejales, sino del peso político y de la influencia que los peones colocados por cada sector tengan en los respectivos órganos decisorios. Y por lo relatado, no es fácil adivinar que, ahora cuando ha sido elegido y antes cuando se aceptó sin rechistar que encabezara la candidatura al Congreso por Ávila, por diferentes razones a cada uno de ellos, Pablo Casado debe parte de su éxito a Antolín Sanz, a Sebastián González, a Miguel Ángel García Nieto y a José Ramón García.

Esto explica, en parte, que durante los últimos meses haya habido sus más y sus menos a cuenta del aspirante del PP a la alcaldía de Ávila, que a comienzos de octubre se dijo que no se estaba decidido y a que a finales de ese mes se sabría. Y poco después ya se aseguró que ya había nombre pero que se anunciaría a primeros de diciembre. Finalmente se conoció el día de la Lotería de Navidad, para disgusto de buena parte del partido en Ávila y la desautorización al presidente provincial, Carlos García.

No es el primer caso de cambio de candidato en la historia del PP de Ávila. En 1999 estaba previsto que la alcaldesa Dolores Ruíz Ayúcar repitiera. Y así lo dijo en Cuba, en viaje oficial,  el presidente regional del PP y de la Junta entonces, Juan José Lucas. Sin embargo, el presidente provincial del partido, Agustín Díaz de Mera, no tuvo problema para cambar la decisión regional y ponerse él mismo como candidato.

Año 2002: Díaz de Mera es nombrado director general de la Policía, dimite como alcalde, y escasas horas después es designado candidato Antolín Sanz, presidente provincial del partido. Meses después llegó el recambio y Miguel Ángel García Nieto fue el candidato en los comicios de mayo de 2003.