La música de Castilla sonó para dar paso a la andaluza y, al final, se desplegó el sonido conjunto de más de 200 músicos en el escenario ante el delirio de un entregado público, que llenó la sala y arengó a los intérpretes.

Desde que subieron al escenario a través de una plataforma inferior entre humo, la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo a la Columna El Amarrado recibió ovaciones, en una noche en la que se repasó la historia de 15 años que comenzó el 21 de marzo de 1998 en el convento de La Santa, dirigida como ahora por Tomás García Sáez. Entonces eran 35 integrantes de una formación que ahora agrupa a 90 integrantes entre cornetas, trompetas, fliscornos, trombones, bombardinos, tubas, tambores y bombos junto a la formación joven de 40 miembros.

Entre olor a incienso para dar ambiente a la música, interpretaron seis marchas de composición propia ante un público entregado, en el que había numerosos sevillanos que habían venido a acompañar a su banda.

El cantaor El Cascabel, de sangre abulense y cante flamenco, sirvió de enlace para dar paso a la Banda de Cornetas y Tambores Presentación al Pueblo de Dos Hermanas (Sevilla), que con 120 miembros sobre el escenario tocó diez marchas, y una de propina, ante la demanda de los espectadores, entregados ante el sonido de lo que se ha dado a llamar en el sur música cofrade.

Los directores de ambas bandas formalizaron el hermanamiento intercambiándose obsequios mientras subían al escenario los componentes de la banda abulense, que junto a los sevillanos tocaron dos marchas -‘Marcha real’ la última- para cerrar dos horas y media de potente música de penitencia.

“Vaya frío que estamos pasando”, dijo el director sevillano, Luis Palacín, en referencia a las frescas temperaturas del sábado abulense, para luego hablar del “calor del público abulense” y de lo entrañable que había resultado el concierto con la banda de El Amarrado.