Al individuo se le acusa de un presunto delito relativo a la protección de la flora y fauna por colocar cebos envenenados. Fue descubierto por un vecino que comunicó al Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil que su perro había vomitado una sustancia verde azulada, que pensaba era un veneno.

Activado el protocolo de lucha contra el veneno para comprobar si realmente se trataba de alguna sustancia nociva para la salud que pudiera causar la muerte indiscriminada de animales domésticos o salvajes, con ayuda de un perro adiestrado para la detección de venenos, se localizaron varios vestigios de carne mezclada con una sustancia azul, a lo largo de unos 100 metros de la orilla del río Trabancos, donde también había un gato muerto.

Tras analizar los vestigios en el Laboratorio de Criminalística y Medio Ambiente de la Dirección General de la Guardia Civil, las muestras dieron resultado positivo. Se trataba de bromadiolona, un rodenticida que provoca la muerte por hemorragia interna.

La investigación hizo descubrir que un hombre, vecino de una localidad de La Moraña que no se ha detallada, poseía en un almacén un bote con el veneno utilizado para la comisión del delito. Este individuo se encuentra en situación de investigado como presunto autor de colocar venenos con los cebos.