Natural de Villafranca de la Sierra, son trabajos en óleo sobre lienzo, corcho y tabla de una autora “preocupada por el color y las texturas” y que “deja fluir su sensibilidad” a través de “inmensos paisajes de mar o montaña, pequeños detalles de vida cotidiana o abstractos mundos de color trepidante y potente”.

La pintora cuenta que de niña visitaba con su abuelo el estudio de Benjamín Palencia en Villafranca, que es una referencia junto a Luciano Díaz Castilla, que reside en El Soto, anejo de Piedrahíta y cuna de la madre de Rico.

En ambos estudios asegura que ha observado “volar pinceles y bosquejos” y haber encontrado la raíz de su afición a la pintura.

Otro de los factores que la animaron a pintar fue que estudió Psicología en la Universidad de Salamanca cuando esta facultad compartía espacio con la de Bellas Artes, ya que allí se contagió de “mágicos olores a oleos, acuarela y ambiente artístico”, lo que la animó en 2000 a iniciar un periplo de aprendizaje autodidacta en el mundo de la pintura, que culmina en su primera exposición.