La discreción del primer encuentro ha motivado que éste pasara inadvertido. Se produjo el domingo 24 de junio, seis días después de la entrada en la cárcel abulense del exduque de Palma, que cumple condena de cinco años y diez meses por prevaricación, malversación, tráfico de influencias, fraude y dos delitos fiscales ratificados por el Tribunal Supremo.

Hasta el momento ha sido la única visita que ha recibido Urdangarín, que tiene derecho a una visita familiar de 40 minutos a la semana, de un vis a vis una vez al mes de tres horas, y de un vis a vis familiar también una vez al mes de hasta seis horas de duración.

La infanta pudo esquivar a la prensa y evitar así ser fotografiada mientras entraba en el centro penitenciario, que alteró el horario habitual de las visitas dominicales para garantizar el normal funcionamiento de la cárcel y que la visita no coincidiera con las que reciben otros reclusos los domingos, día en el que la prisión abre sus puertas a los familiares.