En un acto entrañable presentado por el periodista y poeta José Pulido Navas, que hizo de moderador, acompañado por el también poeta, además de catedrático y escritor, José Mª Muñoz Quirós, quien acertó bien como crítico literario, el pasado sábado tuvo lugar la reinterpretación del drama escrito por Paul Harrison (La esfera de los libros, 2018) en el espacio natural de Mingorría, lugar donde se desarrolla y ambienta una original trama de género negro y suspense.

La recreación novelesca se celebró en la antigua casa cuartel, convertida ahora en casa de cultua y biblioteca, y para dar la bienvenida a los asistentes, qué mejor que las notas del arpa de la sonatina n° 4 de F.J. Naderman que se esparcían por la sala desde las páginas del libro.

A contintuación, dio comienzo la fiesta de la literatura ambientada, en esta ocasión, con la proyección de los escenarios donde transcurre y de los retratos de algunos personajes reales que reviven como actores secundarios, y en presencia de un centenar de entusiastas lectores dispuestos a redescubrir las vivencias de sus antepasados en su propia tierra.

Y para dar más realismo al relato, el autor preside el escenario desde un banco de carpintero, el cual es a la vez el instrumento de tortura del que en 1900 se sirve el protagonista macabro de esta parte de la novela.

En una primera intervención, el alcalde Juan Ignacio Trujillano agradeció la extraordinaria deferencia del autor con el pueblo, a la vez que destacó su sensibilidad con las personas autistas, además de otros elementos que animan a la lectura. José Mª Muñoz Quirós alabó los recursos literarios utilizados en la novela y los que configuran su armazón y estructura, así como el acierto en la utilización del lenguaje empleado, sobre lo que Paul Harrison da cuenta de la técnica y plantilla utilizada y de las características de los personajes.

La segunda parte del acto estuvo dedicada al contexto y situación donde se desarrolla la novela, interviniendo entonces Jesús Mª Sanchidrián Gallego, explicando como Paul Harrison eligió Mingorría para novelar una trama pasional de intriga y sucesos truculentos en los que la localidad se convierte en un personaje topográfico donde escenifica acontecimientos terribles en un relato apasionante.

Para escribir la novela, el autor primero se empapó del paisaje y de viejas historias de Mingorría, y también de antiguas tradiciones y costumbres que vivieron los hombres y mujeres que habitaron esta tierra. Escudriñó entre textos y estampas de la crónica de Mingorría  para familiarizarse con los lugares y personajes que son nuestra herencia familiar.

Luego recorrió los espacios comunes que llenaron la existencia de nuestros antepasados adentrándose en sus vidas. Papeleó en el archivo municipal y entre los vestigios parroquiales. Repasó página a página la bibliografía donde se relatan remotas aventuras de los pobladores que por aquí pasaron. Y con todo, decidió avecindarse en este pueblo singular de la meseta castellana, haciéndose acompañar en su aventura novelesca de nuevos vecinos que trajo consigo, los cuales nos son presentados con gran lujo de detalle.

Efectivamente, Paul Harrison no vino solo a esta campiña, primero lo hizo con una familia de indianos que se asentó aquí en 1900, cuya estancia resultó ser toda una tragedia de tortura y muerte al son de la música de un arpa esotérico.

Y tuvieron que pasar más de cien años para regresar de nuevo con otra familia con la que descubrir los misterios escondidos de los indianos siguiendo la pista musical del viejo arpa y así lberarnos de una pesada losa de crímenes sin resolver que los primeros dejaron atrás.  

Para ilustrar esta parte del acto literario, cuatro mujeres, Carmen Agüeso, Julia Resina, Ana Sanchidrián y Mª Dolores Marugán, leyeron extractos del libro alusivos al paisaje urbano y natural donde se desarrolla la acción y apuntes de sus protagonistas y otros personajes figurantes de la escenografía recreada por Paul Harrison. Entre texto y texto, Clara Álvarez Camarero interpretó un aplaudido repertorio de música popular.

A continuación, retomando el hilo narrativo de la novela, toca el turno al protagonismo que tiene ella la música de arpa que actua como hilo conductor, integrador y liberador del relato dramático, así como a esos objetos misteriosos (un broche y un arpa) que unen dos épocas separadas por más de un siglo que terminan uniéndose para un desenlace feliz, como bien puntualizan Muñoz Quirós y el propio autor.

Finalmente, y después de encendidos aplausos, nadie quiso perderse la dedicatoria del libro, así que se formó una larga cola de ávidos lectores (casi todos los presentes) que se acercaron a dialogar en el autor y llevarse el recuerdo de su firma.