La Casa del Presidente, que aún conserva la estructura del edificio original construido en los 70 y el despacho de Suárez prácticamente intacto, se encuentra junto a la muralla levantada sobre una edificación anterior y en ella destacan las vigas y contraventanas de madera propias de los palacetes castellanos, el zaguán de piedra que da la bienvenida al huésped, la cocina convertida en el comedor y decorada con azulejos de cerámica de Talavera  y enseres de cobre, según un comunicado de la empresa.

La recepción se encuentra en el despacho del presidente, presidido por una librería de la época de Suárez con una pequeña puerta secreta para facilitar la salida.

Cada una de las habitaciones se denomina con distintos conceptos que, para los promotores, representan los valores sobre los que se sustentó la figura de Suárez: vida, amor, alegría, libertad, paz, coraje, diálogo y felicidad son algunos de ellos.

El hotel delimita con la muralla y presume de ser el único situado dentro del conjunto histórico de la capital con piscina exterior.

La Casa del Presidente se suma a los hoteles del grupo Fontecruz en Ávila, Sevilla, Toledo y Lisboa. En los años 90 la familia Ortega, propietaria del grupo, adquirió el inmueble para convertirlo en su propio hogar vacacional. Se ha convertido en hotel tras la reforma del arquitecto Gustavo Vázquez y el estudio de interiorismo Ángel Studio y Late Motiv.