Pueden jugar de dos a ocho personas de más de 12 años en partidas de una hora de duración con “mecánicas de gestión de recursos, negociación y construcción”, según ha explicado su creador, Manuel López.

"Estamos en la baja Edad Media, el rey Alfonso VI ha mandado al conde  Raimundo de Borgoña que construya una muralla para proteger la ciudad de Ávila y el paso de los moros hacia el norte”: es el escenario del juego.

“Tú eres un noble abulense al frente de tu familia que vas a colaborar en la construcción de la muralla, el rey premiará con puntos de victoria a la familia que más haya colaborado en la construcción de la muralla”, donde el jugador con la familia con más puntos de victoria es el ganador.

‘La  muralla de Ávila’ es el título del juego, con versión tablero y online. Cada jugador ostenta la representación de una de las familias que en la Edad Media vivían en la ciudad: los Águila; los Verdugo; los Blázquez; los Guzmán; los Serrano; los Dávila; los Estrada y los Bracamonte.

Al final gana la familia que más tramos de muralla construya utilizando las dotes de negociación y las estrategias más adecuadas para hacerse con las cartas más adecuadas con el objetivo de ir construyendo muros (un punto), torreones (dos puntos) y puertas (tres puntos).

Puntos y cartas

La partida acaba cuando una de las familias levanta la segunda puerta, lo cual no quiere decir que sea la ganadora, ya que puede haber otra que acumule un número mayor de puntos utilizando de la mejor manera posible las cartas especiales, que son: el ladrón, que roba dos cartas a cualquier jugador; la catapulta, que destruye el muro construido por otro contrincante; el mercader, que permite el descarte de dos cartas que no se necesiten, y el constructor, que evita pagar el coste de construcción.

También hay cartas como la del caballero, que libra de la acción del mercader o del ladrón, y la grúa, que ayuda a la construcción de muros, torreones y puertas.

López tuvo la idea porque se considera un "jugón": “¿qué mejor construcción que la muralla?", teniendo en cuenta su afición a la historia de Ávila.

Lo ha presentado a algunas editoriales para ver si lo sacan al mercado, aunque también ha pensado en hacer una campaña de micromecenazgo para hacerlo realidad.