La sociedad abulense sabe distinguir si sus autoridades hablan desde la sinceridad o si están intentando vender una moto para justificar su falta de previsión.

Había alerta de temporal. Hemos visto cuándo ha empezado a nevar y cuándo ha dejado de caer nieve. Hablar de nevada histórica (“no la recuerdan ni los más viejos del lugar”), sumar las horas que ha nevado (“48 horas sin parar”), persuadirnos con cantidades ingentes de sal esparcida o pretender implicar a los vecinos en la solución -que lo han hecho en muchísimos casos-, cuando bastante tienen con sufrir las consecuencias, suena a excusa de mal pagador viendo que el resultado final se aleja mucho del esperado.

Más todavía cuando en las horas previas a la Cabalgata de Reyes se frivolizó con el temporal: habrá comitiva real “pase lo que pase”. Como también suena a pretexto vago hacer un llamamiento a los ciudadanos para que no salgan de casa si no es imprescindible. A quién habría que dirigirse, en todo caso, no es al ciudadano de a pie sino a los jefes de las empresas, instándoles a conceder a sus plantillas permisos especiales para no incorporarse al puesto de trabajo; o a la importante población mayor a no acudir a los médicos.

Si de algo pueden presumir los abulenses es de paciencia. Estamos acostumbrados a que recibir promesas a espuertas, a que los gobernantes generen expectativas que se diluyen como un azucarillo. Por tanto, apelar a la comprensión un día tras otro para exagerado.

Hubiera bastado admitir el fallo garrafal que supuso no haber sacado antes los medios a la calle, o haber convocado a tiempo -quizá antes- el órgano rector del Plan de Nevadas, no cuando calles y aceras ya estaban cubiertas de un blanco intenso.

No es suficiente argumento decir que se trabaja a destajo, sobre todo cuando los comentarios de los vecinos -en Avilared, en la Cadena Ser o en redes sociales, entre otros- claman al cielo, tantos y tantos aseguran no haber visto efectivos contra la nieve en sus calles mientras otras aseguraban estar aislados. Muchos abulenses han pedido explicaciones del porqué se actúa en unos sitios y en otros igual de prioritarios, o por qué no han visto el dispositivo invernal hasta el martes.

Y qué decir de la comunicación en la era de las nuevas tecnologías, cuando hoy en día cualquiera dispone de un dispositivo móvil en el que consultar en tiempo real cómo se desarrollan los acontecimientos. Las cuentas de redes sociales municipales han quedado apagadas en un momento de emergencia como el vivido y han acrecentado la sensación de absoluta descoordinación que ha caracterizado la gestión del plan de nevadas.

Precisamente la cuenta oficial que ha funcionado ha sido la de la Agrupación de Protección Civil, un cuerpo de voluntarios, cuyo mérito es mayor aún en la tarea de quienes hacen frente a la nieve. El temporal no ha terminado.