“En una época en la que la diosa discordia parece haber instaurado su reinado perpetuo entre los míseros mortales, se hace muy necesaria la armonía que emana del verbo poético”, propuso Gómez Garrido, para afirmar en forma de interrogante “¿qué mejor forma de romper la babélica maldición, que a través de la grandeza lírica de las lenguas, que en su rica diversidad, hermanan corazones y diluyen fronteras?”.

En un recorrido por las lenguas, Fernando Díaz San Miguel recitó en inglés, Elena Villarroel Rodríguez en griego y latín, y Luis Miguel Gómez Garrido en árabe clásico, entre la música interpretada por Rafael Sánchez Domínguez en el recital celebrado en el café Estudio.