En realidad sobre un mapa del Poniente de ‘Juego de tronos’ y los caracoles iban marcados con los escudos de las dinastías de los siete reinos, cada uno de ellos adjudicado a los niños que rodeaban las dos mesas.

Javier Fernández Feliú, de la empresa Caracoles de Gredos, de Arenas de San Pedro, reconoció que los caracoles estaban dormidos la siesta, pero minutos después eran situados en el centro de la mesa. “Siempre tiran al sol”, aseguró el especialista en helicicultura.

Animados con agua en espray, los primeros que se salieron del mapa ganaron. A pesar de lo que pueda parecer, la carrera no fue ni lenta ni aburrida: cada niño animaba a su animal, a algunos incluso les pusieron nombre (Garí, Tímido…) y hubo padres que jalearon a los ejemplares de Hélix Aspersa müller (bover).

“En algunas fiestas de los pueblos organizamos estas carreras y los niños se divierten mucho”, cuenta Fernández Feliú, responsable de una empresa fundada hace cinco años y que comercializa al año seis toneladas de caracoles entre los guisados, al natural, reproductores y alevines.