Al visitante lo reciben un par de verracos que, dependiendo de la hora de visita, verá que se alimentan de luz o de aceite y de aceite y agua. Estas obras son ‘Alimento presente-1’ y ‘Alimento presente-2’: “el pasado alimenta al presente y el presente aunque nos cueste creerlo también puede alimentar al pasado”, afirma el autor.

Con sus intervenciones, De Gredos se ha propuesto dar su visión de un par de verracos de los cuatro que hay en el edificio, un magnolio y un arce, un pilar de granito exento y una pequeña campana de bronce, además del cielo y el suelo, elementos con los que siempre juega en sus obras.

‘Una gota transmite el Sonido al sonido’ sirve para “apelar al origen de la creación con ese sonido primigenio y su reverberación hasta el presente, representado por ese cencerro de vaca, animal prototipo de la mansedumbre y de la paciencia”.

Por otra parte ‘El firmamento de día’ “remite a la posibilidad de traspasar fronteras con la imaginación”, ya que “si miramos al cielo vemos unos cientos de pequeños soles, representados por cardos, que es símbolo por antonomasia del sol y también asociado a nuestro alimento con la seta.

Otra intervención, en una columna, es ‘El poder’, donde cuelga un ramillete de santolina, planta que entre otros beneficios cuenta con el poder de ahuyentar a las polillas.

Por otra parte, ‘Certezas protegidas’ es “la corteza que protege al árbol, que “en ciertos casos puede llegar a salvarlo hasta del fuego”.

De Gredos afirma, por otra parte, que “sucede muchas veces en la naturaleza que lo mismo te salva que te puede matar, todo depende de la proporción”. “El sol nos da la vida y también está en su potestad el privarnos de ella, como bien sabe la humanidad” y de “eso habla a cierta altura” ‘Corona solar protectora’, un arce que “con su gran manto nos protege y en su tronco porta  a unos elementos que bien pudieran servir de exorcismo”.

Por último. ‘En el más acá, todo el firmamento’ el artista presenta una gran bola en la que se aprecia una infinidad de pequeños soles en su interior: “otra vez el cardo como símbolo solar, el más allá y el más acá compartiendo el mismo territorio, la misma tierra”.

La exposición puede verse hasta el 29 de septiembre (de lunes a viernes de 10 a 14 horas, y los días 25 y 26 de agosto de 20,30 a 22,30 horas).