La Alianza UPA-COAG recuerda que celebran cada año una jornada nacional dedicada a la trashumancia, en la que "aprovechan la presencia de importantes autoridades políticas para insistir en que detrás de una actividad ancestral y cultural están personas, en este caso ganaderos, sin los cuales habría desaparecido", ya que se trata de una "actividad ganadera muy sacrificada y en muchos casos muy difícil de realizar por los impedimentos, trabas y poca recompensa económica que les supone a los ganaderos".

A pesar de los "numerosos beneficios sociales, ambientales y culturales de la trashumancia", el sistema de producción es "apenas conocido por la sociedad, en nada apreciado por el mercado, y con demasiada frecuencia poco respaldado por las administraciones, como en última jornada nacional", en la que "la Diputación de Ávila no quiso participar activamente".

Esfuerzos

La Alianza dice al Ministerio de Agricultura, Junta de Castilla y León y Diputación que "todos los esfuerzos que se hagan son pocos para proteger la actividad ganadera trashumante", por lo que exigen "un reconocimiento no solo testimonial, sino también de presupuesto público para impulsar un actividad que genera infinidades aportaciones".

Por su parte, Asaja destaca el reconocimiento a la trashumancia, pero recuerda que "se sostiene gracias a una actividad económica y práctica ganadera real", que "debe ser protegida por el Ministerio de Agricultura y la Junta de Castilla y León".

Esta protección "en muchos casos ha sido mínima cuando no inexistente", lo que explica que "la trashumancia en ovino, que durante siglos ha ocupado las vías pecuarias de la meseta, esté prácticamente a extinguir", aunque ha aumentado la trasterminancia, como movimiento dentro de la misma provincia para el caso del vacuno de extensivo, desde las zonas del perímetro montañoso de Castilla y León a áreas de interior, dado que "los duros inviernos, sin pastos ni sitio donde proteger a las vacas nodrizas, obligan a los ganaderos a transportar los animales hasta la llegada de la primavera".

Asaja pide a las Administraciones que "más allá de los reconocimientos" sean "conscientes de los problemas a los que se enfrentan estos ganaderos que todavía mantienen la trashumancia como algo vivo, no solo otra bonita fotografía en un museo".

Trabas burocráticas

Advierten que pese a los reconocimientos verbales que recibe "muy pocas ayudas específicas" de apoyo, mientras que "está sujeta a multitud de trabas burocráticas que complican el movimiento de animales, así como licencias sobre pastos y multitud de normativas".

Y es que "por su propia naturaleza itinerante", implica normalmente a más de una comunidad autónoma, lo que significa tener que someterse a legislaciones no siempre coincidentes en materias clave como la sanidad animal, y no sólo por las normativas autonómicas específicas, sino también por el modo diverso que tiene cada región de interpretar las leyes del Estado y de la Unión Europea, lo que "limita la práctica de la trashumancia a un determinado tipo de ganaderías, las que por absoluta necesidad tienen que seguir practicándola".