Contra la gripe

1. Inicia una petición de firmas en change.org para que nos pongan expendedores de Frenadol y Bisolgrip en las fachadas de todos los edificios públicos de Ávila. Al primer estornudo, chupito de jarabe.

2. Propongamos que se restauren todos los arcos de la Muralla, que se conduzca dentro a los contagiados de gripe y que se cierren los portones. A los 40 días abrimos, y los que hayan sobrevivido formarán la nueva generación de abulenses a prueba de resfriados.

3. Sella tu casa: puertas y ventanas, rendijas y mirillas, aplica una capa de corcho a las paredes, otra de espuma, fibra de vidrio y otra de pieles. Echa el candado y no salgas hasta que empiece a hacer calor, digamos en agosto. Con tanto aislamiento, puede que pase el frío pero no la gripe.

4. Acude a la salida de cualquier colegio. Aprovechando que entre bufandas y capuchas no se distingue a un niño de otro, acércate a todos como si buscaras a tu hijo/hermano/primo. Si después de semejante exposición a sus virus no te pasas una semana en cama con 40 de fiebre, enhorabuena, eres inmune.

Contra el frío
5. Si eres de los que sale a correr, modifica tu ruta habitual para que coincida con la cuesta Mataburros y la Vallespín. Que no se te olvide la banda sonora de Rocky.

6. Eleva una petición a Aqualia, la empresa que lleva el tema del agua en Ávila, para que dejen de cubrir las tuberías y empiecen a fabricar trajes aislantes de fibra de vidrio. Como los de los buzos.

7. Las bibliotecas públicas son al invierno en Ávila lo que el centro comercial es al verano: consuelo garantizado cuando el tiempo de fuera es insoportable. ¿Mucho calor? Al Carre. ¿Mucho frío? A la biblioteca. Calefacción gratis, silencio por norma y material de entretenimiento infinito.  

8. Entra en cualquier bar y pide un café con leche caliente. No lo soples; echa un trago. Recuerda que en las cafeterías de Ávila se sirven tazas de café que rivalizan en temperatura con el núcleo del sol. Pero si sobrevives, habrás entrado en calor.

9. Reúne un chuletón de dos kilos, un plato de alubias y una caja de yemas. Pásalo por la batidora hasta que se haga puré y divídelo en tarros de conserva. En caso de que se congelen todas las cosechas y reservas de alimento de la provincia, sobrevivirás con una cucharadita al día de esta bomba calórica. Del sabor no nos hacemos responsables.

Si todo falla
10. Túmbate en el Mercado Grande, de madrugada, con la menor cantidad de ropa que tu dignidad te permita vestir. A la velocidad a la que bajan las temperaturas, acabarás criogenizado antes de morir. Asegúrate de explicar a tus familiares y amigos en qué año quieres que te descongelen.