Entre otras razones destacan el severo impacto visual y paisajístico que produciría en el Valle Amblés, y que afectaría "de manera muy negativa" a la actividad turística de esta zona.

El escrito de alegaciones, que solicita se tenga a este consistorio como parte interesada, pide que se emita una declaración de impacto ambiental negativa y se dé por cerrado el expediente, según acuerdo de la Junta de Gobierno Local.

El proyecto de mina "conllevaría una alta contaminación atmosférica, a base de polvo, incontrolable en cuanto a las explosiones, que se vería incrementada por el tránsito de maquinaria y camiones, incluso regando las pistas, especialmente en períodos estivales y de sequía", dado que el sistema de explotación se plantea a base de barrenado y explosiones controladas, con el consecuente derrumbe de la roca, para después ser trasladada al lugar donde, con máquinas en unidades móviles, se procedería al machacado, molienda y cribado del mineral".

La contaminación atmosférica se trasladaría a pueblos y zonas cercanas, tanto del Valle Amblés como de la Sierra de Ávila, "dado que la ubicación de la mina se encuentra en la cumbre, careciendo de cualquier abrigo natural y soportando vientos constantes, que son el principal motivo de la instalación del parque eólico colindante".

"Los posibles malestares y enfermedades en cuanto a la salud de la población humana y a la de sus animales, que son parte importante de la economía actual en la zona", así como la contaminación de pastos y de puntos de captación de agua son otros elementos indicados en las alegaciones.

También alude a la pérdida de empleos y de población que vive en la zona o que pasa temporadas de descanso por la pureza de su aire, entre otras razones, afectando de modo irreversible al sector turístico y hostelero.

La contaminación acústica, por explosiones y machacado de mineral, afectaría tanto a la población como a la ganadería cercana y a la fauna silvestre, a la vez que advierten que se vería disminuida la calidad de vida de los habitantes y de su ganado, ejerciendo "un impacto negativo en los cotos de caza", que "conllevaría su quiebra".

También la contaminación acústica tendría un impacto negativo "al ahuyentar a la fauna residente en dicha zona protegida, lo que echaría por tierra los enormes recursos y esfuerzos invertidos, tanto económicos como humanos, en la recuperación de especies en peligro de extinción", como el águila real y el águila imperial.