El estudio corrió a cargo del Ministerio de Medio Ambiente, y la alternativa elegida se ha presupuestado en tres millones de euros y un plazo de ejecución de medio año, con la previsión de que las obras se liciten en 2017.

El estudio de alternativas planteaba otras posibilidades que se han desechado, como la de aumentar la capacidad del embalse de Serones, bien con la instalación de nuevas compuertas de regulación, solución que no terminaba de garantizar el suministro, o bien con su recrecimiento -lo que ya se estudió hace años- que implicaba un coste y plazo de ejecución muy elevado, a la vez que mayores afecciones ambientales.

Otra solución estudiada era la conexión desde el embalse del Burguillo con la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Ávila, mediante una nueva conducción de 30 kilómetros de longitud. La necesidad de salvar el desnivel geométrico cercano a los 700 metros, desde la Sierra de la Paramera y mediante un bombeo, hacía económicamente inviable la solución tanto a nivel de ejecución como de explotación, ya que el presupuesto era cercano a los 12 millones de euros.

La tercera opción era la de reutilizar del efluente de la EDAR de Ávila, si bien el Real Decreto 1620/2007, de 7 de diciembre, por el que se establece el régimen jurídico de la reutilización de las aguas depuradas, prohíbe la reutilización de aguas “para el consumo humano, salvo situaciones de declaración de catástrofe en las que la autoridad sanitaria especificará los niveles de calidad exigidos a dichas aguas y los usos”.

Las otras cuatro alternativas se centraban en diversas opciones de aprovechamiento del embalse de Las Cogotas para abastecer de agua a la ciudad de Ávila, estando entre éstas la solución seleccionada, que consiste en la construcción de una toma con destino a Fuentes Claras.