Según la multinacional nipona ha indicado en un comunicado, las negociaciones se han roto "por la falta de compromiso para el cumplimiento del calendario industrial comprometido para este año fiscal 2016, que implica medidas de flexibilidad, como los sábados productivos".

Aseguran que la "prioridad" por parte de la dirección de la compañía era "garantizar" que la fábrica abulense "pueda asegurar el cumplimiento de los volúmenes de producción comprometidos para el presente año fiscal", lo que suponía "la aplicación de medidas de flexibilidad", como los sábados productivos.

En la propuesta de negociación, la compañía proponía prorrogar un año el actual convenio colectivo, con un incremento salarial del 0,7 por ciento más 50 euros adicionales en cada paga extraordinaria y la creación de una Comisión de Empleo para analizar la evolución de los volúmenes de producción y las necesidades de plantilla que estos conllevan.

En caso de que la planta no reciba carga de trabajo adicional a partir de septiembre, la empresa también se ha comprometido a devolver, de forma parcial, prestaciones para los empleados como el seguro de salud y dos días festivos colectivos, entre otros beneficios.