Del Viernes, 26 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 15 de Octubre de 2025
La langosta, "azote de Dios"
La langosta, animal nefando en la tradición judeo-cristiana por su secular vinculación con épocas de plagas y hambrunas, recibe entre los campesinos del área castellana diversas y expresivas denominaciones: 'saltamontes', 'saltigallo', 'grillo', 'caballete', 'langosto'…
Los considerables daños que, durante siglos, han causado estos insectos en los sembrados de las sociedades agrícolas, les han hecho acreedores de un innegable estigma de “maldición”.
Esta creencia ligada a la acción dañina de la langosta en la agricultura y a su condición de “azote divino” dentro del imaginario rural, cuenta con raíces muy viejas y paralelos antiquísimos. En la mitología egipcia, por ejemplo, el dios Set encarna las fuerzas destructoras que, desde la aridez del desierto, amenazan la fecundidad propiciada por el Nilo. El texto bíblico no es ajeno a la influencia de este motivo sobre dioses airados dispuestos a arrasar cultivos mediante cohortes de insectos:
Extendió Moisés su cayado sobre la tierra de Egipto, y Yavé hizo soplar sobre Egipto el viento solano todo aquel día y aquella noche. Al amanecer el viento solano había traído la langosta, que subió por toda la tierra de Egipto posándose en todo su territorio en número incontable. No se había visto antes tal cantidad y después de entonces no se vería semejante (Éx. 10, 13-15).
En el 'Libro del Apocalipsis', se describe todo un ejército de langostas capitaneadas por el ángel del abismo Abaddón(1):
Y tenían crines como cabellos de mujeres, y sus dientes como de león. Y tenían corazas como de hierro, y el ruido de sus alas como el fragor de carros de numerosos caballos corriendo a la lucha. Y llevan colas parecidas a escorpiones y aguijones; y en sus colas el poder de dañar a los hombres durante cinco meses (Ap. 9, 8-11).
Dada la asociación simbólica de este ortóptero con lo demoniaco, no es de extrañar que las sociedades tradicionales hayan procurado conjurar sus temibles plagas a lo largo de la historia, valiéndose para ello de rituales de carácter apotropaico. Como puede apreciarse en el etnotexto que reproduzco a continuación, era costumbre arraigada en Bercial de Zapardiel (Ávila) recurrir al sonido metálico de esquilas y cencerros para ahuyentar las plagas de langosta:
Y luego hay una zona aquí que se llama La Cencebrona, que mucha gente de aquí no lo sabe. Yo alguna vez me he interesado por conocer por qué se llamaba así La Cencebrona. Y es porque la rogativa que se hacía, se hacía a una cuesta que se llama de esa manera, La Cencebrona, que era donde todos se reunían con los cencerros, –de ahí el nombre de Cencerrona o Cencebrona–, con las esquilas y todo lo demás que hiciera ruido con el fin de espantar a las plagas.
Que en alguna ocasión sí surtió efecto, porque hubo plaga de langosta. Era raro que lo hubiera por aquí, pero en ocasiones hubo alguna plaga de langosta. Y con el ruido es cierto que la langosta, como que se espanta un poco. Y entonces, lograron que, que se fuera la plaga de la langosta de esa zona que había, que lo llamaban lo de Bañuelos… Y entonces, desde entonces ya se hacía la rogativa, una de ellas se hacía antiguamente a la, a La Cencebrona, al alto de La Cencebrona, donde había…, estaba la peana de una cruz que había desaparecido .
Las creencias acerca de las supuestas virtudes mágicas del metal (campanas, cencerros, esquilas…) y su uso para combatir bichos, alimañas, sabandijas y demás, constituyen un mosaico tan rico de fuentes y paralelos documentados en distintas geografías, culturas y épocas, que sería preciso, no ya un artículo, sino un exhaustivo monográfico que abordase el tema en toda su amplitud. Baste por ahora esta breve aproximación etnográfica al universo simbólico de uno de los insectos más temidos y más estrechamente ligados con lo maléfico o diabólico dentro del imaginario folklórico mediterráneo.
(1) Término hebreo. Significa 'perdición'.
Alondra armuñesa | Miércoles, 06 de Julio de 2016 a las 18:19:16 horas
¡¡Enhorabuena!! Muy bien escrito y lleno de sabiduría. Me impresiona porque las plagas de langostas tienen raíces antiquísimas, como tú bien explicas, y al mismo tiempo es un tema que sigue preocupando a los agricultores. Gracias por este artículo divulgativo, siempre transmites ternura y admiración por la naturaleza y la historia.
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