A su juicio, la actual es una “situación histórica” que permitiría un gobierno progresista en España, “orientado al bien común”, porque el PP ha perdido la mayoría absoluta y “su gestión y corrupción generalizada le inhabilitan para continuar gobernando”.

“Es responsabilidad de los partidos progresistas -PSOE, Podemos, Izquierda Unida, Compromís...- aprovechar esta oportunidad y construir una alternativa de cambio al neoliberalismo dominante”, con el fin de aplicar políticas “que propicien mayor igualdad económica, servicios públicos de calidad, lucha contra la corrupción y cuidado del medio ambiente”.

Ambas formaciones han alertado de la “emergencia” que se vive en España y su entorno, donde “son realidades dramáticas el hambre, la desigualdad, la falta de acceso a bienes y servicios de primera necesidad, el paro generalizado, el trabajo precario, no poder pagar la luz o el gas, quedarse sin vivienda, no tener la asistencia sanitaria adecuada, tener que abandonar el país por no poder subsistir, no poder continuar los estudios por falta de medios y un largo etcétera”.

A su juicio, los partidos progresistas tienen “el deber y la urgencia moral” de “explorar todas las vías posibles” para conformar un gobierno alternativo a la “injusta” situación actual y “que se ocupe de los problemas reales” de la gente, algo para lo que “el tiempo apremia”.