Según su presidente, David Gutiérrez, “el vertido de lodos aguas abajo de la presa y la disminución de la masa de agua del pantano han producido importantes daños al río y a su fauna acuícola, consecuencia del aumento de la turbidez y la falta de oxígeno”.

Nadie asume la responsabilidad: “hemos hablado con representantes del Ayuntamiento de Umbrías, técnicos de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente e incluso con un técnico de la Confederación Hidrográfica del Duero que se desplazó hasta La Retuerta, pero ninguno de ellos ha asumido la responsabilidad de lo acontecido”.

El hecho ocurrió la semana pasada, cuando la apertura de las llaves del caudal de la presa provocó el arrastre de lodos, lo que causó la muerte de una importante cantidad de truchas aguas abajo, en una zona de aguas cristalinas, “en un tramo acotado sin muerte que tiene una gran  capacidad de cría, y que se encontraba en un aceptable estado de conservación y con gran cantidad de población piscícola, aunque de pequeño tamaño”.

Condiciones fatales
Comenta el presidente de la asociación que el problema no ha sido solo el vertido aguas abajo, ya que “la bajada del nivel de agua aguas arriba de la presa, y el estado penoso de conservación, con gran acumulación de fango, ha supuesto un incremento de la turbidez de las charcas que han quedado, y un descenso enorme del nivel de oxigeno, que unido a la alta temperatura del agua ha supuesto unas condiciones  fatales para la fauna acuática y especialmente para la población de trucha común”.

Apunta que los ribereños, aficionados o no a la pesca, sabían que la presa no reunía condiciones porque hace más de 30 años que se construyó y estaba llena de lodos porque “nunca se han realizado actuaciones de  limpieza y conservación” cuando es “un paso infranqueable para las poblaciones piscícolas, en un entorno de gran valor ecológico".

Gutiérrez explica que a lo largo de los últimos días se han podido ver grupos de truchas, algunas de gran tamaño como ejemplares de más de kilo y medio de peso, muertas a flote en el pantano, “y aún se pueden observar truchas en superficie boqueando en busca de aguas oxigenadas”.

La Asociación de Ribereños quiere que se conozca “el motivo y la entidad responsable de que se abriera la compuerta, que asuma los daños causados y que se lleven a cabo las labores legales pertinentes, además de limpiar el entorno y el pantano”.

Según ARTYA, este hecho deja ver que “hay otros problemas de fondo que es necesario atajar y que hacen más daño a nuestros ríos que la caña de pescar”, y lo dicen en referencia a que las afirmaciones hechas desde la Junta acerca de que la futura ley de pesca sólo admitirá la pesca sin muerte “intentando justificar que el problema de las poblaciones trucheras es el pescador deportivo”.