Aunque escaso, el público supo agradecer con entusiasmo el rosario de temas que desgranó sobre el escenario. “Entre los del pueblo, la familia y los amigos, casi podía salir a cantar en pijama”, llegó a confesar el autor de la archiconocida ‘Miedo’. Eso casi facilitó un ambiente intimista al que puso el toque perfecto la voz aterciopelada, suave e inconfundible de Marazu, acompañado por cuerdas y percusión de Txarli Arancegui, Toni Brunet, Jacob Reguilón o David Lads.

La diferencia entre el segundo disco, según el propio Marazu confesó, con su álbum de debut, ‘La colección de relojes’, es que en este se ha “soltado” de su guitarra y eso le ha permitido centrarse más en una voz que modula casi a la perfección y que sobresale acompañando o protagonizando momentos musicales de un gran intimismo como los vividos este viernes en el Lienzo Norte.

Con dedicatoria incluida al cámara abulense fallecido Miguel Sánchez (MS Videoclap) y también a sus padres, presentes entre el público, no se olvidó Marazu de lanzar guiños a artistas con los que ha colaborado, con versiones logradas y llamativas de ‘Ojos de gata’, de Enrique Urquijo, o ‘La bien pagá’ de Molina, ésta de su repertorio 'La ruta de los colmaos' que no había tocado en Ávila.

“Y ahora improviso el destino, esta es mi forma de echar a volar, dejando atrás Escandinavia”, continuó Marazu sobre el escenario en el primero de los conciertos de una gira que le llevará a Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga y otras ciudades españolas, antes de dar, en febrero, el salto a México.

De este modo, el cantante abulense de adentra en 'Escandinavia', un territorio de canciones en el que suma momentos del frío de Ávila con historias de desamor, como canta en la canción 'Lo último que quería era hacerte sufrir', uno de los capítulos del viaje a tierras del norte.