El lienzo fue colocado, cuando fue canonizada, en la capilla del Cristo del Monasterio de Santo Tomás, donde sucedió esa escena, de acuerdo al relato que ella hace en el 'Libro de la vida'.

La obra, de la que se investiga la autoría, data de 1.674, y permaneció en Santo Tomás hasta que, con motivo de la Desamortización, fue trasladado a Corias, en Cargas del Narcea (Asturias). Su rastro se pierde hasta que fue hallado el pasado verano en el Convento de Santo Domingo, en Caleruega (Burgos).

"La tela estaba deshecha, traslúcida, en hilitos y agujeros, pero también llena de hongos", según relata Virtudes Jiménez, de la empresa de restauración Édolo.

"La policromía estaba suelta y tras quitar la suciedad vimos tres cajas repinte, además de muchas lagunas de color", por lo que el lienzo, de 1,97 por 2,35 metros, fue sometido a un estucado a un técnica de reintegración cromática.

Los detalles de la obra y su restauración fue conocida por los asistentes a la Cátedra Santo Tomás el miércoles, tras la ponencia 'Teresa y la mística' por parte del director de la Universidad de la Mística. La cátedra finaliza el jueves con profesor de la Universidad Complutense Teófanes Egido, que dedicará su conferencia 'Teresa en su tiempo'.

Recientemente también fue restaurado un Cristo en Santo Tomás, cuya autoría es atribuida a Gil de Siloé.