En primer lugar porque quedaríamos mucho mas cuqui y más 2.0 que esos pringados de la "Generación X".
En segundo porque usamos con frecuencia la @ para englobar los géneros masculino y femenino en sustantivos para que así nadie se sienta discriminad@, y la absurda lucha por la igualdad sintáctica es, si se me permite, una de nuestras más gilipollescas peculiaridades generacionales.
En tercer lugar y principalmente estaría Twitter.

Si los trending topics no mienten, mucha gente presenció el reciente estreno en Cuatro de la serie británica Black Mirror, y junto con el resto (los sucios ladrones que la hemos visto por Internet) hemos sido testigos de la más lúcida, más retorcida, y en definitiva más mejor fábula de la Era Twitter hasta la fecha.

Ahora pasaré a estructurar este artículo de la misma manera que se conforma el primer capítulo autoconclusivo de la miniserie así pues (siempre he querido hacer esto):

ATENCIÓN, SPOILER:

Acto I: No le puedes poner diques al mar cuando todo el mundo está navegando.

Una llamada despierta al primer ministro del Reino Unido de madrugada.
La princesa ha sido secuestrada y ha aparecido un video en el que explica llorando las exigencias del captor para su liberación.
El primer ministro debe convocar a todos los medios de comunicación internacionales y, siguiendo una serie de requisitos técnicos para prevenir un posible fake, mantener relaciones sexuales en directo con, wait for it... UN CERDO.

Al verlo, inmediatamente el primer ministro ordena que se clasifique el video para que no se haga público pero, al parecer, es demasiado tarde ya que ha sido subido y borrado sucesivas veces en Youtube y para entonces ya tiene millones de visitas y comentarios. El fenómeno de distribución masiva ya ha comenzado, por lo que es imposible que la gente deje de subirlo, comentarlo, compartirlo o descargarlo.

Comprobamos pues lo estúpido e inútil que resulta tratar de ponerle freno a ese anárquico mecanismo de difusión que es Internet. A la Democratización de la Cultura.
Las leyes SINDE, SOPA, los esfuerzos de la SGAE, son fútiles.
Cada vez que un gobierno cierra un servidor de series o películas, nacen otros cinco.
Si amenazan con echar abajo una página de enlaces, cambiará su dominio. Siempre que exista una sola persona que tenga en su poder un disco, una película, o capítulos de una serie, los subirá. Mientras sobreviva una sola copia de un archivo en la red será compartido.

Porque eso es lo que hace la Generación@ y no me preguntéis por qué.

No entraré en si esto es bueno o es malo. Se me antoja ridícula esa discusión.
El debate es estéril sencillamente porque se trata de un fenómeno imparable, inevitable independientemente de las conclusiones a las que nos haga llegar.
Igual de inútil y patético resulta que las sociedades de autores y los gobiernos traten de hacerle frente o combatirlo en lugar de adaptar sus leyes y modelos comerciales a esta nueva concepción de divulgar la Cultura y, en definitiva, la información.

Evidentemente el primer ministro tampoco es capaz de frenar la libre difusión del video en cuestión, y al cabo de unas horas el mundo entero está comentando, discutiendo y opinando sobre si debe o no debe rendirse ante las macabras exigencias del secuestrador. Lo que nos lleva al acto dos.

Acto II: Alienación no, que me enamoro.

La vida de una joven se encuentra en peligro, pero lo que de verdad obsesiona al primer ministro es la opinión pública. ¿Los que piensan, que pensarán? ¿Los que tuitean, que tuitearán? ¿Y la mujer de Khedira, que dirá?
Repasemos brevementes sus opciones:
A) Tener sexo con un cerdo on streaming, lo cual es mal.
B) Dejar morir a una joven, que no sólo es una joven, sino 'La Princesa de Facebook', lo cual es mal.
Héroe sin escrúpulos ni credibilidad política o cobarde puritano sin recursos.
Una encrucijada, vaya.
El qué hacer sólo twitter puede decidirlo.
Y al asomarse a esa gran plaza del pueblo que es la red, descubre como ya se ha empezado a frivolizar con el asunto. Y a pesar de que circulan todo tipo de chistes a su costa, por lo general, la gente no espera de él que vaya a acceder a tal barbaridad, se da por sentado que es algo impensable, y no se le ve como a un cobarde por ello.

Sin embargo, la gente ya no habla de otra cosa y como bien apunta la amargada de su mujer: "(...) Para ellos ya ha sucedido(...)".
Todos lo tienen en sus mentes. En la punta de la lengua y del ratón.
Apuesto a que para la hora de comer incontables fotomontajes del digno primer ministro en plena sodomización zoofílica coparían ya las páginas de Tuenti, Tumblr, Facebook y supongo que mis preferidas en Finofilipino.
Estoy seguro que yo mismo ya habría hecho unos 5 chistes malos en twitter sobre el tema.

Porque TODOS opinamos de TODO. Y todos nos mofamos de todo.
Veneramos a Gordillo y a Alex de la Iglesia o linchamos a José Bretón y a La Fabra.
Nos burlamos de la restauración del Ecce Homo, del anuncio de Loewe, de Alejandro Sanz. Cristiano Ronaldo está triste y yo con estos pelos y sin comentarlo.
Todos nos ponemos el mono de juez, abogado, experto economista, entrenador de fútbol, detective privado. Porque claro, quiénes seríamos sin nuestra opinión.

Aunque, ¿es realmente NUESTRA opinión? O tal vez somos una masa abstracta y difusa que se deja mecer por la información masiva pero siempre sesgada que consume, por los trending topics, por los titulares de la prensa, por nuestros referentes en twitter.
Tal vez y sólo tal vez no estamos lo suficientemente formados e informados para opinar de todo.
Tal vez esta gran arma gratuita que nos han dado para expresarnos tiene doble filo y es utilizada por marcas, empresas y políticos para manipularnos.
El "Que hablen de uno, aunque sea mal" que dice mi madre, tal vez interese a los populistas de los que nos burlamos, y nosotros, inocentes, sólo les seguimos el juego, convertidos en un rebaño que defiende sus ideas preconcebidas como los colores de su equipo de fútbol.

La trama sigue, y los asesores del gobierno, en un desesperado intento por evitar la catástrofe, contratan a un actor porno para que con ayuda de unos sofisticados efectos especiales, se haga pasar por el primer ministro en el video.
Un miembro del personal reconoce al actor, le fotografía con el móvil y lo tuitea.
Como no podría ser de otra manera, @Secuestrador monta en cólera, le corta un dedo a la princesa, muchos RT's, y ya tenemos a toda la masa popular posicionada en contra del primer ministro. Porque jugar sucio está mal visto en las islas británicas salvo si eres el Chelsea.

Acto III: Anestesia para el alma y el estómago.

Tras el infructífero intento de hacer trampa, la prensa y la opinión pública, exigen al presidente que haga todo lo que esté en sus manos (manos es eufemismo) para salvar a la chica.
Muchos llantos, rabietas, titubeos, y pitis en la ventana después, comienza la dramática escena para la que se nos viene preparando durante todo el metraje.
Podemos ver como el pueblo se agolpa en los bares, en las casas y en sus lugares de trabajo para presenciar la emisión, como poseídos por un enfermizo morbo.
Millones de personas en todo el mundo sin pestañear ante el televisor para contemplar una escena que en una situación cotidiana representaría una verdadera tortura para la sensibilidad.
O no?

Desde que soy pequeño he visto mas escenas de sangre y sexo de las que puedo recordar.
He visto gente mutilada y desfigurada, pilas de cadáveres,  ciudades masacradas por la Guerra.
Pero también he visto mujeres desnudas de todos los colores y sabores, y escenas de sexo con todas las variantes y posturas imaginables.
Y todo esto sin moverme del salón de mi casa y presumiblemente en calzoncillos.

Puedo imaginar que cuando mi padre o mi abuelo vieron por primera vez a una mujer desnuda eso seguía teniendo algun misterio. A la Generación@, ni el sexo nos transmite esa magia ni la violencia y la muerte esa repulsión. Lo que se llama "estar curado de espanto".
Hemos consumido más información gráfica de la que podemos digerir. Tan ingentes cantidades de imágenes impactantes, que ya nada nos afecta, ninguna imagen trasciende en nuestra retina mucho después de cambiar de canal o pinchar en otro link.

Y así es como mi anestesiada generación, inmune a la humillación y a la vergüenza ajena, a la naúsea y a la erección, constantemente morbosa, jamás tiene suficientes chistes de Irene Villa o videos rollo Two Girls One Cup.

Y así es como ni uno solo de los espectadores de la violación porcina abandonan su butaca antes de que finalize mientras, una hora antes de que se produjera, la princesa ya había sido liberada en las entonces desiertas calles de Londres.