Ha sido en una jornada en la que han celebrado el jubileo en la capital abulense y han clausurado la asamblea plenaria celebrada en Madrid durante la última semana.

El presidente de la Conferencia Episcopal, el abulense Ricardo Blázquez, ha mostrado su satisfacción por este hecho y ha hablado de Santa Teresa como La Santa, como se la conoce en la ciudad.

78 obispos, entre ellos cinco cardenales y el nuncio del papa en España, Renzo Fratini, han participado en una oración en el Convento de la Encarnación, presidida por el obispo de Salamanca y también abulense, Carlos Hernández, y luego han acudido al Convento de La Santa, donde han celebrado una eucaristía. Después se dirigieron al Seminario, donde clausuraron la asamblea plenaria, para terminar la jornada en Ávila en el otro convento teresiano, el de San José.

En la homilía, el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, se ha dirigido a los obispos  para poner "trabajos y esperanzas ante la Santa, que en sus tiempos recios se desvivió por forjar amigos fuertes de Dios. Su intercesión nos alienta en nuestra situación que reclama ante los desafíos pastorales una disponibilidad decidida y alegre para continuar el camino a que ella nos invitó a Alba de Tormes a punto de morir: 'Es tiempo de caminar'".

Poliédrica
"La figura de Teresa es poliédrica, ya que desde muchos lados  puede ser admirada, pero el centro de su vida y misión es la oración cristiana", ha subrayado: "su vocación es la oración y su misión consistió en enseñar, escribir, fundar, recorrer caminos, testificar lo que la oración significa en el seguimiento de Jesús".

En una homilía con numerosas referencias a las obras de la mística abulense y al papa Francisco, ha dicho que Teresa alerta del "peligro de la mediocridad" con su experiencia, en la que vivió "la insatisfacción profunda, la fatiga, el marasmo, el descontento por su vida indecisa entre la entrega de Dios y la atracción del mundo".

"La vida desganada, cansina, desmotivada, mediocre, sin pasión por Dios y por el Evangelio deja el corazón triste y vacío", porque "ir tirando, matar el tiempo, es desperdiciar la fuerza de la vida, produce pena y compasión", y ha aludido a que "a veces los cansancios no proceden de los trabajos sino de las inapetencias".

Frente a ello, "en ella nada es mortecino ni apagado. Si no tomamos la vida en su peso y en su desafío, no hallaremos la felicidad; no tendremos realmente vigor y esperanza para vivir, para trabajar, para sufrir, para morir".

"Es penoso arrastrar la carga diaria  -ha continuado- sin una fuente interior que refresque, purifique, ilumine, fortalezca y haga fecunda  la vida. Teresa pudo enseñarnos el deseo apasionado del encuentro con el Señor porque experimentó el vacío de su pérdida. El abismo del vacío se mide a la luz de la plenitud y viceversa".

"A nuestra generación nos dice Teresa que el malestar de nuestra cultura tiene que ver con el desconocimiento de Dios", ha afirmado.

Nueva evangelización

La homilía del presidente de la Conferencia Episcopal ha finalizado señalando que el papa Francisco "ha convocado a la Iglesia a una etapa nueva de evangelización partiendo del encuentro con Jesucristo" y a evangelizar "a llevar buenas noticias con la palabra, las obras y la vida a todas las periferias del mundo". "Justo en esta onda emitía Santa Teresa", ha asegurado.

Antes de la ceremonia religiosa, que contó con el coro de las Esclavas Carmelitas de la Sagrada Familia, intervino el alcalde, Miguel Ángel García Nieto, quien quiso dar las gracias al obispo de la diócesis por su apoyo en el tiempo en el que ha sido regidor; mientras que el vicario general de la Orden del Carmelo, Emilio Martínez, dio la bienvenida a los prelados.

Al recibir el bastón como reliquia de la santa, el presidente de la Conferencia Episcopal tomó prestadas palabras de Santa Teresa para afirmar. "a tiempos recios, amigos fuertes de Jesús".