Chamorro se ha referido a los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que sitúa Ávila como una ciudad con un índice de vulnerabilidad “alto”, como consecuencia del análisis del tejido industrial, el paro, la ocupación o la situación inmobiliaria.

“Es precisamente el urbanismo descontrolado que se ha desarrollado en Ávila durante la última década” el “culpable” de que la ciudad se encuentre en la parte alta de este índice.

Según el estudio al que ha hecho referencia Chamorro, el “impacto” de la “actual crisis” ha sido “máximo” en los territorios cuyo crecimiento reciente supuso “una elevada exposición al riesgo”, al especializarse en actividades de “baja productividad” y “fuertemente cíclicas”, como la construcción o los servicios al consumo.

Estas actividades, según el estudio, requieren “elevados niveles de empleo poco cualificado y precario”, que se suman a “un modelo de urbanización dispersa muy intensivo en el consumo de suelo y recursos naturales”.

Sin población
Según el edil socialista, Ávila “no podría haber ocupado las miles de viviendas vacías” que tiene, porque “no hay capacidad de absorber esa cantidad de población”, por ejemplo, por los problemas de abastecimiento de agua, entre otras cuestiones.

En su opinión, la gestión del equipo de Gobierno ha “intensificado” la crisis económica, al dejar una “herencia de esqueletos de hormigón”, además de modificaciones del Plan General de Ordenación Urbana “contrarias a los intereses de la ciudadanía” y un casco histórico “al borde de la ruina” en algunas zonas.

También la consecuencia de esa política han sido planes parciales urbanizados, con el coste que ello supone para las arcas municipales, pero sin construir.