En la Comisaría de Policía de Ávila, este agente, J.I.G.V., llegó a tener cargos de responsabilidad no sólo como jefe del grupo de Seguridad Privada, sino como jefe o subjefe de la Unidad de Policía Judicial y de la Unidad de Información, según se ha conocido en la sesión del juicio celebrada el miércoles.

En ella, han declarado, presencialmente o por vídeoconferencia, hasta tres excomisarios de Ávila, como Ángel Carlos Dilla, comisario entre 1995 y 2002, quien ha señalado que, como jefe de esas unidades, el acusado pudo tener informadores o confidentes, una posible causa de su relación con los camellos, según defiende su abogado.

“Hasta cierto punto, es normal tener a personas que puedan facilitar información o datos” cuando se trabaja en esas unidades, ha indicado Dilla al ser preguntado por el acusado, para quien el fiscal ha pedido diez años de prisión y 66.000 euros.

No lo conocía
También esta posibilidad la ha apuntado Julián Sáez Arenillas, comisario en Ávila entre 2004 y 2007. En cuanto a otro de los agentes acusados, F.M.B., ha afirmado desconocer si consumía droga, como aseguraron otros testigos que era “vox populi”.

“Si lo hubiera sabido habría dado cuenta a organismos superiores, para que lo investigaran”, ha recalcado, sobre F.M.B., para quien el fiscal ha solicitado nueve años y seis meses de prisión y multas de más de 12.000 euros, por supuestos delitos de revelación de secretos, abuso de autoridad o malversación, entre otros.

Por su parte, Juan Carlos Castro, comisario en Ávila entre 2002 y 2004, ha resaltado la importancia de los puestos que ocupó J.I.G.V., con hasta una treintena de agentes bajo su mando.

Siete testigos

Siete testigos han declarado este miércoles en el juicio contra los tres policías nacionales y dos supuestos camellos: J.M.G.P., para quien el fiscal solicita dos años de prisión y 2.600 euros. Para el otro acusado, J.L.J.V, pide cinco años y dos meses de prisión y 16.000 euros.

La esposa del primero de ellos, que no estaba obligada a declarar, ha querido hacerlo para corroborar que su marido se veía “con frecuencia” con el policía identificado como F.M.B., quien le pedía cocaína y “alguna vez”, dinero -otros  testigos apuntaron que le habían prestado 5.000 euros para comprar un coche “de alta gama”-.

También ella ha insistido en la “mucha enemistad” con otro de los policías, J.I.G.V., al que ha acusado de ser instigador de unas supuestas amenazas que ella habría recibido por teléfono.

Por ello, se ha negado a responder a las preguntas de la defensa de este agente, mientras que otro de los testigos, amigo de J.M.G.P. y que había estado en la cárcel, en Galicia, por tráfico de drogas, se ha referido al asesoramiento que habría recibido de F.M.B., con quien le puso en contacto su amigo, por unas amenazas que estaba recibiendo de gente que el policía le dijo que era “peligrosa” y por lo que le sugirió que denunciara.