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Allí fue destinado su padre cuando él era niño, y allí ejerció como agente hasta que en 1987 fue destinado al Grupo Antiterrorista Rural (GAR).
En agosto de 1991 resultó herido grave por una bala en una operación antiterrorista y una lesión en la columna vertebral le dejó parapléjico: el cabo iba a encabezar la entrada un domicilio San Sebastián (Guipúzcoa) cuando fue recibido con disparos desde el interior de la vivienda. Murieron tres activistas y fue desactivado un grupo de amplia trayectoria criminal de ETA.
En el acto celebrado el lunes, Resco ha explicado que, el día que resultó herido, su vida "dio un brusco giro, y todo lo que me parecía normal se truncó para pasar a ser una carrera de obstáculos", pero ha subrayado el apoyo de su familia, amigos y compañeros para superar todas las dificultades.
Obligación y necesidad
"La obligación de salir adelante se ha convertido en una necesidad", ha manifestado al recordar, emocionado, lo sucedido, a la vez que agradecido el apoyo de su familia y de sus amigos.
La alcaldesa segioviana, Clara Luquero, dijo que Resco es el ejemplo de "personajes anónimos que dejan huella en la historia", y que figura representa "el valor de muchos hombres y mujeres que han entregado su vida en defensa de la libertad y la seguridad de los ciudadanos frente a la amenaza de la sinrazón terrorista".
"Segovia -ha dicho- quiere transmitir el cariño y el reconocimiento a las víctimas del terrorismo, y el afecto de toda la sociedad".
El teniente coronel jefe del GAR, Jesús Galloso, entregó a Riesco un recuerdo en nombre de quienes fueron sus compañeros en la unidad, en la que trabajó desde 1985 hasta 1991.
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