Lo ha aprobado el Consejo de Gobierno este jueves, en un expediente en el que la Consejería de Cultura y Turismo subraya la importancia del monumento, “no sólo desde el punto de vista histórico y arquitectónico, sino también considerando los valores inmateriales vinculados al sitio”.

La delimitación del entorno de protección valora la situación del monumento para incluir el entorno de protección, ya que “cualquier intervención que se realice puede suponer una alteración de las condiciones de percepción del bien o del propio carácter de este espacio”. 

Por eso se tiene en cuenta la traza originaria de sus elementos más destacados y se incluye en el entorno de protección el actual palacio, la Casa de Oficios y el jardín del palacio.

Para la presidenta de la Asociación de Amigos del Palacio de la Mosquera -creada hace dos años-, Antonia Rodríguez García, se trata de una “excelente noticia, que traerá grandes beneficios”, ya que servirá “entre otras cosas, para optar a fondos públicos de las administraciones estatales, como el uno por ciento cultural, y europeas”.

“Es un paso fundamental para abordar proyectos y actividades para el palacio”, ha dicho, tras agradecer el apoyo recibido de la anterior y de la actual corporación arénense, y de docentes universitarios y expertos que avalaron la solicitud de la declaración de BIC.

Historia
El palacio fue mandado construir por el Infante Don Luis Antonio de Borbón y Farnesio -hijo de Felipe V y hermano de Carlos III-, quien estableció allí su residencia al ser desterrado de la corte madrileña tras su matrimonio morganático con Doña María Teresa Vallabriga.

El proyecto se encargó al arquitecto Ventura Rodríguez, que supervisó su realización, pero no se llegó a concluir tal y como fue originariamente concebido a raíz de la muerte del infante, y sólo se afrontó el ala derecho, 44 metros de fachada en vez de los 77 previstos.

Construido entre 1780 y 1783, se caracteriza por su disposición neoclásica, de planta cerrada articulada en torno a un patio interior central. De elegantes proporciones, destaca por la monumentalidad y belleza de su pórtico clásico. El proyecto destacaba también por sus jardines, cuyo diseño presentaba una tipología cercana a los jardines de La Granja, y otras construcciones que conformaban el conjunto palaciego, como las caballerizas o la Casa de Oficios.

El palacio fue ocupado por las tropas napoleónicas en 1809 y convertido después en el  en seminario menor. El Ayuntamiento de Arenas de San Pedro lo adquirió en 1988 e inició trabajos de rehabilitación y revalorización del conjunto.