Técnicos del Servicio Territorial de Medio Ambiente han certificado en la mañana de este jueves después del hecho, que se produjo en la madrugada del miércoles, cuando los cánidos entraron en “una finca perfectamente vallada”, según el ganadero, Pablo Cuesta.

“Atravesaron la valla metálica y causaron enormes daños a las reses”, se lamenta, “de algunas de ellas sólo dejaron el esqueleto el pellejo”.

“Eran cabras próximas al parto, la mayor parte aún sin parir ninguna vez, de unos 18 meses de edad, que se encontraban pastando durante varios días en la finca, ya que en la actualidad no se ordeñan debido a su avanzado tiempo de gestación”, ha explicado el ganadero.

La finca se encuentra a poco más de un kilómetro del casco urbano de Solana de Rioalmar, junto a la carretera AV-114, que une San Pedro de Arroyo y Muñico, en el paraje conocido como Las Cruceras.

Siete cabras murieron y otras dos quedaron heridas, de las que de una de ellas se teme que muera, “a pesar de los esfuerzos por sanar las heridas causadas, principalmente en las nalgas”.

Cuesta teme que bastantes animales puedan abortar, por lo que “los daños ya causados se multiplicarían”. Son cabras de pura raza malagueña, de alta capacidad de producción de leche, con un valor medio de 155 euros por cabeza.

Cuando acudió a la finca, a las 8,30 horas del miércoles encontró a los animales “juntos y acobardados”, lo que confiesa que le hizo sospechar del ataque y buscar a las cabras muertas.

Los dos perros mastines de la explotación se encontraban  en la ubicación principal, en las instalaciones de alojamiento y ordeño.

Cuatro años
Ni en Solana de Rioalmar ni en los municipios cercanos se habían vuelto a producir ataques de lobos desde hace cuatro años. “El hecho de que se vuelvan a producir en los  municipios en los que comenzó la expansión del lobo por la provincia, después de al menos cuatro años sin ataques, demuestra la gran cantidad de cánidos existentes en la provincia y la incompetencia de la administración autonómica para controlarlos”, según critica Jesús Muñoz, presidente de UCCL.

Lamenta que desde comienzos de año la Consejería de Agricultura ya no subvencione los seguros agrarios, “por lo que los ganaderos han de financiar íntegramente los seguros que cubran del daño de los animales salvajes”, al igual que ocurre con el seguro de destrucción de cadáveres, que tampoco tiene ayudas.

“Se da la paradoja -añade- de que los ganaderos han de pagar por destruir los cadáveres, sin que puedan ser comidos por los buitres, obligando a su vez a estos carroñeros a que maten de nuevo a animales”.