Se refieren a ASAJA, que ha propiciado el inicio de cultivos experimentales de lúpulo, pero las otras organizaciones piden “no hacer el juego a la patronal cervecera y a las grandes multinacionales, que desean manejar a su antojo los intereses de un cultivo que conlleva enormes costes de producción”.

Según el secretario provincial de UPA, Ignacio Senovilla, “los mismos que visitan la provincia contando las alabanzas de esta alternativa estrangularon en la campaña de 2011 las rentas de los productores” en León.

Senovilla destaca la inversión a realizar: “en el caso de una explotación nueva que tenga que comprar maquinaria deberá trabajar una extensión de unas 25 hectáreas para que se rentabilice esa inversión, porque los costes de producción son elevadísimos, alcanzando los 30.000 euros por hectárea”.

Añade una opinión manifestada desde ASAJA León sobre el hecho de que se trata de un cultivo “muy problemático porque es muy difícil adecuarlo a la oferta y demanda, y es el mercado internacional quien revisa a su antojo las condiciones de los contratos bajo la tutela de las grandes multinacionales”, teniendo en cuenta que en la actualidad la demanda del lúpulo nacional está totalmente abastecida.

Por eso hacen un “llamamiento a la responsabilidad de quienes están lanzando cantos de sirena sobre una alternativa productiva que necesitaría una seguridad de compra que a ciencia cierta nadie está dispuesto a proporcionarle actualmente con los vaivenes que sufre en el mercado”, y ante lo creen “una dudosa rentabilidad y sin seguridad alguna, como ha ocurrido con otros cultivos de la provincia que se han tenido que destruir ante la falta de compradores”.

Rigurosidad
ASAJA ha contestado al decir que los campos experimentales de lúpulo es un proyecto “con la intención de ofrecer a los agricultores de la provincia nuevas oportunidades de cultivo, en el marco de un trabajo serio y riguroso como corresponde a la organización profesional agraria líder en España”.

Alegan que técnicos de la organización agraria han encontrado lúpulo salvaje en la ribera del río Adaja a su paso por el término municipal de Arévalo así como en Candeleda, lo que significa que “la planta está adaptada a las características del terreno y clima respectivos”.

Las plantas de los campos ya tienen flores, lo que supone que está en desarrollo, lo que “incrementa las posibilidades de que el proyecto experimental tenga éxito”, de acuerdo a los primeros resultados.

Las críticas “malintencionadas” de la Alianza del Campo las achaca ASAJA a “la incapacidad de quienes las vierten para buscar alternativas para el sector y llevan apoltronados en el sillón décadas”, y les pide “seriedad”, que “se pongan a trabajar para hacer frente a los numerosos problemas del sector”. Se trata de “unos dirigentes que se han convertido en políticos profesionales que llevan años viviendo de la demagogia”.

Lamentan que “en un afán de protagonismo sean capaces de, en lugar de sumar, dedicarse a tirar piedras al tejado de quienes trabajan con verdadera vocación de servicio por los agricultores y ganaderos de la provincia”.