Sin duda, para ser alcalde hay que tener mano izquierda, cabeza fría y corazón caliente y vivir día a día como si fuera el primero de su legislatura, pegado a la calle y los problemas de su gente.  Ésta sería una buena definición de lo que podría ser un buen servidor de lo público. Yo lo resumo como “el arte de servir a los demás”. Pues bien, desde mi humilde opinión existe alguien que lo cumplió.

El ultimo día de diciembre se apagó nuestro servidor, y con él décadas de buen gobierno, de noches sin dormir, de trabajo incansable de… política con mayúsculas. Tanto es así que nuestro querido Licinio se convirtió en el decano de los alcaldes de España. Año tras año, legislatura tras legislatura fue conquistando a sus vecinos, y supo ganarse a sus rivales con un arte inigualable.

Muchos años gobernando su pueblo, Cuevas del Valle, con sencillez, respeto y sobre todo, mucho cariño por sus vecinos y por su villa que la llevaba en el corazón. Con la desaparición de nuestro alcalde decano van poco a poco desapareciendo esos políticos que se forjaron al calor de la transición, y que tenían como único objetivo el bien y la prosperidad de sus semejantes y no el suyo mismo.

Para los que le conocimos sin duda fue un ejemplo de buen hacer y de buen servir, él mejor que nadie sabía lo que era gobernar y lo hacía con mucha maestría. Durante los más de quince años que he subido casi a diario a nuestra querida Ávila, tuve la oportunidad de parar cientos de veces en Cuevas del Valle y disfrutar de su compañía y de su palabra sabia y pausada, aunque ahora esos ratos me saben a poco.

Los políticos actuales deberían tomar buena nota de figuras sencillas y humildes como la de nuestro alcalde Licinio, de quien aprendí que la política es algo más que una siglas o una directrices, es estar con tu pueblo, escucharlo, atenderlo y no hacer distinciones, siendo el primero en dar ejemplo y el primero en ponerse al frente de los problemas y el ultimo en marcharse, sin arrogancia. Y sobre todo teniendo los pies en el suelo, o mejor dicho en el barro.

Hoy Gredos, Ávila y tu pueblo se visten de luto para despedirte como te mereces. Y un servidor te rinde este pequeño pero sincero homenaje por todas las veces que me dijiste que tú eras un joven mas de Nuevas Generaciones, y a fe que lo fuiste. Como diría Juan Pablo II, “un joven de ochenta años”, pero al fin y al cabo un joven. Muchos jóvenes deberían pasar por tú edad y tú experiencia antes de ser jóvenes para aprender a ser, eso,  jóvenes de verdad.

¡Buen viaje Licinio!

--- David Gómez González es secretario de Organización del PP de Ávila.